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Se siente el olor a corozo e incienso y en las calles se observan personajes vestidos con túnicas en tonalidades moradas, indicando así el inicio de la celebración de la semana mayor o Semana Santa.
Esta conmemoración mística distingue y hace única a nuestra Guatemala, pues se pone de manifiesto el fervor religioso que engalana sus calles con majestuosas alfombras elaboradas en aserrín y de múltiples colores que forman parte del tributo de los creyentes al paso de los cortejos procesionales. Brotando sentimientos de fe, fraternidad, unidad y redención, que une a los guatemaltecos bajo un mismo clamor, la triste partida de Jesús del Nazareno.
La conmemoración de la Semana Santa está profundamente arraigada en la espiritualidad de los guatemaltecos iniciando el domingo de Ramos y finalizando domingo el de Resurección.
Dentro de las actividades y tradiciones más populares que se realizan en esta época están:
Andas procesionales: La participación activa en una procesión como aspirante, sayón, cargador, penitente, religioso, caballero de una comisión de honor o músico, demanda una presentación especial, dependiendo de la comunidad en donde se lleve a cabo el desfile sacro. La presentación de los participantes en las procesiones depende, en gran medida, del tipo de advocación que se lleva, siendo distintas las de Jesús Nazareno que las del Santo Entierro.
Los aspirantes, sayones y cargadores de turnos ordinarios visten túnica morada como símbolo de penitencia para las procesiones de Jesús Nazareno combinada en ocasiones con cinturón y paletina negra o blanca. En las procesiones del Santo Entierro vestir de color negro se convierte en una obligación personal hacia la imagen a la que se venera.
Las más espléndidas y elaboradas alfombras son las de La Antigua Guatemala. Es su lugar de origen y de donde irradiaron a la Nueva Guatemala de La Asunción (Ciudad de Guatemala) en 1773 y al resto de pueblos y ciudades del país. Existen alfombras de flores y frutos, como las de San Bartolomé Becerra, en La Antigua Guatemala; de aserrín y símbolos cristianos barrocos, en la Calle de las Ánimas, cerca de La Merced o las de la Calle de la Amargura y del Callejón del Judío en el Barrio del Cerro del Carmen en la Ciudad de Guatemala.
Los altares tradicionales de Cuaresma y Semana Santa, son otros de los grandes atractivos con que cuenta Guatemala en esta temporada en la que todos los templos católicos del país presentan monumentos temporales, algunos de estos, ilustran pasajes de la Biblia y son utilizados con fines didácticos. Para su confección se hace un derroche de imaginación que impresiona los cinco sentidos, en exquisitas combinaciones de flores, que so puestas en vistosos arreglos, junto a frutas tropicales, presentando una sinfonía de colores enriquecida con la voz de aves cantoras locales, que forman un marco impresionante para las imágenes.
Alfombras de aserrín: Los rituales y actividades sacras que se llevan a cabo en Semana Santa es una demostración única y espectacular a la que asisten anualmente guatemaltecos y extranjeros. Las andas procesionales avanzan lentamente por entre nubes de incienso, al compás de la música que toca una banda. El día previo a salir la procesión de la iglesia, se hace una vigilia (velaciones) y las imágenes son colocadas en el anda por las hermandades. Decenas de hombres cargan en hombros las pesadas procesiones que cambian de decoración año con año. Las imágenes de Cristo visten hermosos vestidos de terciopelo, bordados con hilo de oro o plata. Algunas de las procesiones llevan más de un anda, normalmente acompañan al Cristo: María, María Magdalena y San Juan; o bien son precedidas por un Vía Crucis.