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Se habla y se escribe mucho sobre la Inteligencia Artificial, pero no siempre acertadamente. De hecho, tiene más eco la deformación de la realidad, la exageración, la alarma e, incluso, las visiones apocalípticas y distópicas, que los mensajes rigurosos y equilibrados.
En esta conferencia organizada por la Fundación Ramón Areces, el director del Centro de Investigación en Tecnologías Inteligentes (CiTIUS), Senén Barro, hace un recorrido por la historia de la IA, que nació antes de lo que muchos suponen. Analiza los períodos de mayor optimismo y de continuos, aunque modestos, avances. También aquellos que les siguieron, donde cundió el desánimo, la falta de inversión y de interés científico. Estas primaveras y veranos, como así se llamó a estos períodos, respectivamente, forman parte de la historia de la inteligencia artificial y, por tanto, de la historia de la ciencia y el desarrollo tecnológico.
Hoy vivimos mucho más que una nueva primavera: es un verano, con avances continuos y a cada cual más espectacular. Es tal el impacto social y económico de la IA, que podría superar incluso al de Internet. Pero este verano no es solo caluroso, sino que por momentos llega a ser tórrido. Además, en él hay muchas luces, pero también algunas sombras. Entre estas cabe preocuparse especialmente por tres "des": Democracia, Desigualdades y Desempleo.
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