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La próxima vez que te vea
será para darte ese beso,
para romper la frontera
que me limita este encierro.
La próxima vez que te vea
habré nacido de nuevo.
Cogeré la primavera,
la llenaré de recuerdos.
Del azahar que quedó
esparcido por el suelo
te haré un ramito de novia,
iré a tu casa de nuevo
para explicarte mi ausencia
y que te echado de menos.
La próxima vez que te vea
habré vencido a los miedos.
Porque triunfó la Esperanza,
la Salud y los enfermos
regresaron a sus casas
y curados por completo.
La próxima vez que te vea
me acordaré de los buenos,
de los médicos de un frente
convertidos en guerreros,
sin más misil que unos guantes,
mascarillas... y enfermeros
combatiendo en la trinchera,
peleando por los nuestros.
Ojalá en todo lo malo
reconozcamos lo bueno.
Contemplemos que la vida
es la suma de momentos
Y si el que anduvo la mar
y ayunó en el desierto
nos enseñó que el amor
es el mayor mandamiento.
¿A qué esperamos a amar
después del confinamiento?
Ojalá en todo lo malo
hayamos tomado ejemplo
y cuando vuelva la vida,
y cuando soplen los vientos
y nos traigan azahares
mezclados en el incienso.
Piensa si no es un milagro
todo aquello que tenemos
y entenderás que la vida
es un regalo de cielo
(poema de José Antonio Rodríguez)