"Si muero, se acaba la pirotecnia tradicional en Bogotá": Gratiniano Figueroa, el último polvorero

En diciembre de 2014, En medio del trancón hablamos con don Gratiniano Figueroa, quizás, el último maestro de la piotecnia tradicional en Bogotá, a sus 70 años, nos contó con nostalgia y orgullo la historia de una tradición que ha acompañado a su familia durante generaciones: la pirotecnia.
La pasión por la #pólvora y el arte de los fuegos artificiales han sido el eje central de su vida y la de muchos otros artesanos colombianos. Sin embargo, la luz de esta antigua práctica parece apagarse, opacada por nuevas regulaciones y la competencia extranjera.
La Tradición de la Pirotecnia
La pirotecnia ha sido más que una simple actividad económica para Don Gratiniano; ha sido un legado familiar, una herencia cultural que se ha transmitido de generación en generación. "Desde niño, en mi pueblo en Boyacá, aprendí de mi padre y mi abuelo a preparar la pólvora y a entender el arte detrás de cada explosión de color en el cielo," relata con una sonrisa melancólica.
La pólvora ha sido una parte integral de las festividades en Colombia, iluminando los cielos durante las celebraciones de fin de año, la independencia y muchas otras fechas significativas. “En cada fiesta, la pólvora y el aguardiente eran indispensables. Donde había ruido de voladores, sabías que había una celebración,” comenta Gratiniano.
El Declive de una Práctica Ancestral
Sin embargo, los tiempos han cambiado y la pirotecnia artesanal está enfrentando un futuro incierto. Las regulaciones cada vez más estrictas han puesto en peligro esta tradición. Ahora, solo los que tienen permisos especiales y cumplen con costosas pólizas de seguro pueden dedicarse a este oficio. “Antes, cualquiera que tuviera el conocimiento y la pasión podía hacer fuegos artificiales. Ahora, solo las grandes empresas pueden costear los permisos necesarios,” explica Don Gratiniano.
La competencia extranjera, principalmente de China, ha inundado el mercado con fuegos artificiales más baratos y accesibles. “Nosotros fabricábamos nuestros propios voladores, pero ahora todo viene de afuera. Los fuegos artificiales chinos son los que dominan en las grandes celebraciones,” dice con resignación.
El Impacto en los Artesanos
La prohibición y las regulaciones no solo han limitado la práctica de la pirotecnia, sino que también han dejado a muchos artesanos sin sustento. Gratiniano, como muchos otros, ha tenido que abandonar la fabricación de fuegos artificiales debido a las restricciones. “El gobierno intentó ayudar, ofreciendo cursos y comprando nuestro material para que nos dedicáramos a otros oficios, pero para muchos de nosotros, la pirotecnia era todo lo que sabíamos hacer,” cuenta.
A pesar de estos esfuerzos, la mayoría de los artesanos han tenido que buscar nuevas formas de ganarse la vida. “Yo ahora vivo de mis ahorros, ya no me dedico a la pólvora. Es triste ver cómo esta tradición se está perdiendo,” dice Gratiniano con un suspiro.
El Futuro de la Pirotecnia en Colombia
La desaparición de la pirotecnia artesanal no solo significa la pérdida de una fuente de ingresos para muchos, sino también la extinción de un conocimiento que ha sido parte de la cultura colombiana durante siglos. Gratiniano teme que con su generación, esta práctica se extinga. “Mis hijos y nietos ya no están interesados en la pirotecnia. Las nuevas generaciones no quieren seguir con esto, y además, las leyes no lo permiten,” señala con preocupación.
La historia de Don Gratiniano es un reflejo de la lucha de muchos artesanos que ven cómo su oficio, lleno de tradición y arte, se desvanece frente a las regulaciones y la globalización. Mientras su voz, cargada de experiencia y sabiduría, aún resuena, es un llamado a la reflexión sobre el valor de nuestras tradiciones y el impacto de las políticas en las vidas de quienes mantienen vivas nuestras raíces culturales.
*Don Gratiniano murió en marzo de 2023 y esta entrevista es el testimonio sonoro de un arte ancestral que se extingió.
Paz en su tumba.
En esta entrevista participa también las periodistas Karen Sierra Parra y Diana Gabriela Hernández.