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Corpus Christi, Ciclo B.
“pronunció la acción de gracias”
Mc. 14, 23
La Eucaristía es el sacramento de salvación integral. Es el punto de partida y a la vez el punto de llegada de nuestro encuentro con Jesús. Es la celebración de la vida donada completamente a la causa del Reino. Es la presencia de una vida llena de sentido y de contenido.
Decía San Óscar Arnulfo Romero: “Un cristiano que se alimenta en la comunión eucarística, donde su fe le dice que se une a la vida de Cristo, ¿cómo puede vivir idólatra del dinero, idólatra del poder, idólatra de sí mismo) […] si de verdad creen que Cristo está presente y se unen con él en el momento de la comunión, ¿cómo es posible que después vivan tan inmorales, tan egoístas, tan injustos, tan idólatras?, ¿cómo es posible que pongan más su confianza en las cosas de la tierra que en el poder de Cristo que se hace presente en el gran sacrificio?” (28 de mayo de 1978)
Celebrar la eucaristía es dar gracias y a la vez el desafío para llegar a ser como Jesús: Pan que se reparte y se comparte. En nuestra cotidianidad hemos de ser Eucaristía que se reparte en gestos de amor y de servicio.
Meditación por: Eduard Alberto Padilla Moncada, Pbro.
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