Bravísimo fue el maestro Solti, como siempre, una verdadera fuente de sabiduría musical: combinación de conocimientos y tranquilidad. El ensayo fue muy inspirado, finísimo. Ojalá todos los directores pudieran transmitir la misma pasión para la interpretación a los miembros de sus orquestas, como lo hizo él. Pero,no hay muchos.