LAS ORACIONES SILENCIOSAS 1-A.- Las Oraciones Silenciosas. El ámbito en que transcurren estas Oraciones es nuestro corazón. Por eso aunque mentalmente estemos leyendo el texto de las Oraciones Silenciosas, el contenido de ellas serán los pensamientos que ocupen nuestro corazón en ese momento. Nam-Miojo-Rengue-Kyo , Nem-Miojo-Rengue-Ryo. Para dar fin a estas disertaciones, quisiera referirme a las oraciones silenciosas que ofrendamos durante la ceremonia del gongyo. El ámbito en que transcurren estas oraciones es nuestro corazón. Por eso, aunque mentalmente estemos leyendo el texto de las oraciones silenciosas, el contenido de ellas serán los pensamientos que ocupen nuestro corazón en ese momento. Como somos seres humanos, es natural que, durante la invocación del daimoku, vengan a nuestra mente los más diversos pensamientos. Pero, si estamos orando con seriedad y sinceridad, gradualmente podremos centrarnos por completo en el Gohonzon. Si hacemos daimoku con una actitud mental seria y franca, se disolve- rán nuestras diversas preocupaciones por los asuntos de la vida cotidiana. En ese momento, para darles un ejemplo, las quejas de su cónyuge pasan a ser algo tan manso y sereno como una canción de cuna. Pero, cuando ofrendamos las oraciones silenciosas, pongamos cuidado. El pensa- miento que ocupa nuestro corazón queda registrado fielmente por el Gohonzon. Si, durante las oraciones silenciosas, pensa- mos: “¡Ese tipo es un verdadero cretino!”, aunque con los ojos estemos leyendo el texto de las oraciones silenciosas, el Pensamiento de nuestro corazón es “Qué cretino es Fulano”. Y esa pasa a ser nuestra oración al Gohonzon. Hacer las oraciones silenciosas de la forma correcta es una lucha definitoria. Las oraciones que alguien consagra al Gohonzon reflejan su estado de vida. Entonces, la oración tiene que ser concreta, seria y sincera, y estar formulada con determinación. Ya sea en el momento de invocar daimoku o de ofrecer las oraciones silenciosas, lo más importante es orar con actitud mental resuelta. La oración nunca debe ser abstracta. Los budas y deidades budistas actúan en respuesta a las oraciones poderosas, francas y serias, que surgen desde lo más profundo de la vida.