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El Dr. Gonzalo Muñoz, oftalmólogo de Clínica Baviera Castellón, nos explica los principales procedimientos que se manejan en la clínica para abordar el tratamiento del glaucoma.
¿Cómo se suele detectar el glaucoma?
La mayor parte de las veces, el diagnóstico del glaucoma de ángulo abierto se hace durante una exploración rutinaria Muchas veces, el paciente acude al oftalmólogo porque tiene antecedentes familiares. Otras veces simplemente viene porque quiere operarse de cualquier otra cuestión. Lo importante para diagnosticar el glaucoma es explorar la estructura a la que puede afectar, que es el nervio óptico. Habitualmente se detectan características especiales en el nervio óptico. Una vez hecho el diagnóstico del glaucoma, lo que más interesa es parar o frenar su evolución y esto se hace reduciendo la presión intraocular. Podemos decir que el glaucoma es una enfermedad causada por una intolerancia del nervio óptico a la presión intraocular.
El tratamiento del glaucoma, en primer lugar, suele ser mediante el uso de colirios, de gotas, y, en el caso de que sea necesario, se puede complementar con un tratamiento con láser. En aquellos pacientes que, bien por falta de cumplimiento, por intolerancia a la medicación o porque el tratamiento no es suficientemente eficaz, es necesario programar una intervención quirúrgica que, básicamente, consiste en favorecer el drenaje del líquido que está produciéndose dentro del ojo para que la presión intraocular disminuya.
¿El glaucoma evoluciona muy rápido?
Dentro del glaucoma existe una gran variedad de patrones clínicos. Hay pacientes que evolucionan muy despacio y pacientes que evolucionan muy rápidamente, que son aquellos en los que hay que incidir especialmente. Eso es absolutamente individual, no se puede hacer un pronóstico. De ahí que las personas que padecen glaucoma deban realizarse revisiones periódicas cada tres, seis meses, nueve meses… en función de cómo vaya evolucionando la enfermedad. Lo importante es que todo aquel paciente que tenga un glaucoma descompensado, es decir presiones intraoculares que van produciendo pérdida de su campo visual y daños en el nervio óptico, reciba un tratamiento adecuado para que esa presión deje de ser dañina. Esto se puede conseguir o añadiendo más medicación o acudiendo a la cirugía. Por lo tanto y en resumen, lo importante es un diagnóstico precoz, un tratamiento adecuado y valoración continua para ver que no hay progresión de la enfermedad.
¿Qué ocurre si el glaucoma no se trata?
Un glaucoma dejado a su evolución espontánea produce una pérdida progresiva de las fibras del nervio óptico y conduce a la ceguera si el paciente vive suficientes años. Es decir, que el glaucoma es una enfermedad en la que siempre hay que valorar la esperanza de vida del paciente. No es lo mismo un glaucoma que evoluciona lentamente en una persona muy mayor, a la que no le va a dar tiempo a quedarse ciega, que un glaucoma en una persona con una esperanza de vida muy alta y que vaya evolucionando rápidamente. Por lo tanto, el oftalmólogo siempre debe tener en cuenta qué patrón de pérdida de la visión se está produciendo, si la evolución es rápida o no, y qué esperanza de vida tiene el paciente. Desde luego, en medicina, y en oftalmología, se trata de conservar la calidad de vida del paciente, de manera que hay que poner los medios para que ese paciente llegue al final de su vida con una visión útil que le permita hacer su vida normal. En resumen, aquellos pacientes que sean más jóvenes con un diagnóstico a una edad más temprana, y aquellos pacientes en los que se vea que la evolución es más rápida, son aquellos en los que es necesario actuar de una manera más agresiva: plantear la cirugía, tratar de una manera más profunda esa presión para que la enfermedad se estabilice.
Más información: www.clinicabaviera.com/operacion-y-tratamiento-glaucoma