Como Hugo nadie, amigo sincero, generoso, humilde, confiable; como artista del requinto, guitarra y bandola incomparable, como ser humano, maravilloso, excepcional. Un ser que mientras vivió con nosotros traspasó los umbrales de los que son AMIGOS VERDADEROS, que lo único que les importa es SERVIR, sin esperar palmaditas, aplausos y reconocimientos, que a la postre, son vanos, y lo único que hacen es "inflar un ego" para sentirse bien. Gracias Dios mio y Señor mio por haberme puesto en el camino de Hugo.