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El Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) informa a los elaboradores de chacinados, a los productores y tenedores de cerdos sobre algunas precauciones para tener en cuenta con el fin de evitar la propagación de la triquinosis.
La faena doméstica y la carneada de cerdos en el campo -hábitos difundidos en la población rural y periurbana- promueven la distribución y comercialización de productos porcinos elaborados de forma casera o artesanal.
Como en este proceso se utilizan carnes sin cocción, los chacinados, embutidos y salazones resultantes pueden contener larvas de los parásitos que producen la enfermedad.
Las personas que elaboren chacinados (como chorizo seco, salame y longaniza) a partir de carne cruda de cerdos o de animales silvestres, deben verificar previamente que esta materia prima sea apta para consumo humano. Para ello, deben remitir una muestra de carne de cada animal con el objetivo de que sea analizada en un laboratorio mediante la prueba de digestión artificial, que es la técnica reconocida y eficaz para detectar larvas de parásitos Trichinella spp.
La muestra de músculo para el diagnóstico en cerdos se debe extraer del diafragma (entraña), mientras que en animales silvestres se obtendrá del músculo masetero, de la entraña, lengua o pata delantera. En todos los casos, debe pesar alrededor de 40 g, que corresponden aproximadamente a un trozo de carne de 5cm x 5cm de superficie y 2 cm de espesor. Luego, la muestra debe ser refrigerada hasta su envío al laboratorio (nunca debe ser congelada).
Los productores pueden consultar en las oficinas del Senasa, en los municipios o a un veterinario cuáles son los laboratorios disponibles para remitir la muestra. Asimismo, los elaboradores de alimentos deben recordar que la salazón y el ahumado no matan al parásito, por lo que estos productos deben prepararse siempre con carne que resulte negativa a la prueba diagnóstica.
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