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VISIÓN DEL PADRE WILSON SALAZAR(después de la consagración en una santa Misa)”De pronto me encontré en una Iglesia grande, con columnas doradas resplandeciente de luz, estaba yo parado con las vestiduras Santas del Sacerdocio. Eran doradas, blancas y rojas,signos del Padre (blanco) del Hijo (rojo) y del Espíritu Santo (dorado).La Iglesia estaba vacía. Yo miraba para todas partes. La hermosura de la luz de la Iglesia no era artificial, sino venida del Cielo.Todo estaba en silencio, un silencio muy especial, muy Celestial, cuando de pronto al lado mío se apareció un santo Ángel, grande y resplandeciente. No le podía mirar el rostro por su resplandor. Se le veían sus alas hermosas que desplegaban un brillo sobrenatural y me dijo: «Sacerdote del Señor: toma y lee, toma y lee, toma y lee», y me entregó un pergamino dorado.Yo tomé en mis manos el pergamino y cuando lo desenrollé empezaron a salir palabras grandes de él. Y el Ángel me dijo:«Lee en voz alta, lee lo que se te manda leer desde el Cielo». Y volví a mirar el pergamino y decía:“Vigilad y orad. Preparad el camino del Señor, está cerca el Señor de los Señores.”Le dije al Ángel santo: “¿Y qué pasará?” Y el Ángel me dijo: «Mira y lee, mira y lee, mira y lee». Miré y aparecieron otras palabras que decían:“Los signos de los tiempos están presentes, los Ángeles del flagelo Divino están actuando en el mundo, y vienen cosas terribles, pero aún nadie hace caso a los signos que se presentan en todo el mundo; la naturaleza se rebela contra el hombre por su crueldad para decirle que debe volver su corazón al Creador que tiene Misericordia, pero nadie hace caso. Son muy pocos los que se convierten, pocos creen en el llamado de Dios y piensan que no es Verdad y siguen con su vida de pecado. Se avecinan calamidades y catástrofes grandes en el Cielo y en la tierra, pero nadie presta oído a la voz del Señor para convertir su vida. El tiempo se agota, y el Señor de los Señores se acerca.¡Ay, de los corazones débiles, pues no serán salvados! ¡Ay, de los pecadores de doble vida pues no serán preservados! ¡Ay, de los que juegan a ser dioses, la Mano del Señor pesa sobre ellos!¡Ay, de los que siguen su vida mundana, a la hora de la venida del Señor morirán sin remedio! ¡Ay, de los cobardes que nunca me siguieron y se unieron al enemigo infernal viviendo de su mal inmundo, no serán salvados! ¡Ay, de los que pensaban que todo era tan natural y se burlaban de mis mensajes santos, recibirán severo castigo! ¡Ay, de los incrédulos, no serán preservados cuando venga la gran oscuridad sobre la tierra! Los días de oscuridad se acercan y pocos están preparados. Piensan que son cosas de piadosos visionarios, pero llegará de repente.¡Ay, de los que no aceptaron mi Misericordia cuando por medio de los signos se les dijo en la Sagrada Escritura lo que pasaría antes del fin, y que les fue anunciado por medio de mis videntes calificados por mí. Soy un Dios Misericordioso, pero muy pocos aceptan mi Misericordia, muy pocos se convierten con todos los signos que muestro a la humanidad. Ellos siguen en sus graves pecados que claman venganza Divina.¡Se acerca el día, se acerca el día, se acerca el día! ¡Vigilad y orad, vigilad y orad, vigilad y orad! Cuando menos lo penséis, vendrá el Hijo de Dios a pedir cuentas a esta pobre humanidad pecadora! ¡Aceptad mi Misericordia mientras está con vosotros!”Cuando acabé de leer, mi corazón palpitaba tan fuerte, y sentí un dolor tan profundo que no podía hablar, y el santo Ángel me dijo: «Dame el rollo y mira». Le entregué el rollo y miré, y de pronto empecé a ver que entraban en la Iglesia unas personas vestidas de blanco con ramos en las manos.Eran personas hermosísimas. No eran Ángeles, eran personas que resplandecían por su luz. Entraban en orden y llevaban ramos de rosas de colores hermosísimos y cantaban el Ave María.Entraban por tres puertas que tenia la Iglesia y se veían hermosísimas. Yo le pregunté al santo Ángel: “¿Quiénes son? dime: ¿quiénes son?” y me dijo:«Son los hijos del Ejército de Dios en María Santísima. Son los que están preparados para la hora del Hijo de Dios, cuando venga lo que tiene que venir sobre el mundo. Es el Ejército de María Santa que creyó en la Verdad de la Santa Iglesia y en la misión de María Reina, y fueron fieles a la Verdad».Seguían entrando muchas almitas todas cantando el AveMaría y diciendo después de cada AveMaría decían:“¡Oh Señora mía! ¡Oh, Madre mía! ¡Oh, Reina mía! ¡Oh, Capitanía mía, hágase en mí la Santa voluntad del Señor, firmes hasta la muerte!”De pronto, me dijo el Ángel santo: «Mira otra vez», y miré, y empezaron a caer rayos del Cielo terribles, y vientos fuertes pasaban furiosos por fuera de la Iglesia, y un terremoto empezó a sentirse fuera de la Iglesia, pero no adentro. Y las gentes empezaron a gritar y a llegar hasta la Iglesia.Y aunque deseaban entrar, no podían, y el terremoto destruía todo. Y muchas personas sucumbían porque la tierra se abría, ...(CONTINUA EN EL VIDEO)