Visita del Primer Ministro del Gobierno Central Tibetano

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Producción Videográfica y Sonorización

Жыл бұрын

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@EtziliA
@EtziliA Жыл бұрын
Siempre es bueno que las universidades sean espacios para el diálogo, aunque este implique reproducción de propaganda, pues se supone que quienes estamos en la academia hay que ver todo con ojos críticos. Para empezar, fue notoria la reproducción del discurso geopolítico que busca dividir al mundo entre "buenos y malos". En este caso, México y el Tíbet como buenos que se enfrentan a China, el malo del cuento. El diputado visitante, Salvador Caro, con la seguridad de la más cínica ignorancia, afirmó contundentemente que el caso del Tíbet es bueno para comprender la "influencia maligna de los gobiernos chinos en el mundo", mismos que "buscan apoderarse de la soberanía de los países" vía el comercio. Maligno... ¿según quién o cuál estándar moral? Es ahí donde la puerca tuerce el rabo. Además, hasta donde sé, los países, precisamente con base en su soberanía, deciden tener lazos comerciales con China. Si fuese malo, tan simple como no tenerlas. El diputado también mencionó que "el Tíbet representa una influencia muy importante en la cultura 'occidental' y su encuentro con 'oriente', pero particularmente en la lucha a favor de los derechos humanos, la democracia y la libertad...". Justo es aquí donde vemos la reproducción del discurso geopolítico que caracteriza a la "mentalidad de Guerra fría". Para empezar, habríamos de reflexionar si México pertenece a la categoría geopolítica de "occidente", pues Asia, en realidad, queda a nuestro occidente (no a nuestro oriente). Tal vez el diputado se sienta europeo. Para seguir, aquellos derechos humanos, aquella democracia y aquella libertad a la que se refiere no son valores ni absolutos ni universales, sino relativos al espacio geopolítico y hegemónico. Es decir, que aunque el diputado crea fervientemente que se refiere a los derechos humanos universales, la verdad es que se está refiriendo a los derechos humanos occidentales. Lo mismo para los demás casos. Está reproduciendo un discurso hegemónico pues. El diputado hizo referencia al principio "perverso y opresor" de "una sola China". Debido a que este principio es aceptado por la mayoría de los países, ¿eso significaría que ya se aceptó la perversión y la opresión en el mundo? Además que este concepto, propuesto originalmente por el Partido Nacionalista (Guomindang), no se aplica tanto al Tíbet. El diputado afirmó que "en la parte oriente de China [¿no habrá querido decir, "en la parte occidental"...] hay más de cinco millones de seres humanos en campos de concentración". Es muy difícil calcular el número de personas internadas en los Campos de internamiento (si es que a esos se refiere, porque los de concentración tiene cualidades distintas a los que hay en China). Los datos varían de fuente a fuente. Pero, como buen político, lanza la afirmación categórica sin más sustento que su propia ideología. Mal. El discurso del "ministro" tibetano está muy alineado al discurso político de la élite política exiliada. Como tal, ignora muchas fuentes que matizan el maniqueísmo con el que se quiere disfrazar una realidad histórico-social sumamente compleja. Además de recomendar el clásico "Friendly Feudalism: The Tibet Myth" de 2003, sugiero "A Tibetan Revolutionary: The Political Life and Times of Bapa Phüntso Wangye", último que demuestra los matices del acercamiento entre China y el Tíbet en el siglo XX, en el que hubo un Partido Comunista Tibetano, en el que ha habido chinos en contra de la ocupación militar, y en el que se habla de la posibilidad de la coexistencia pacífica sino-tibetana en la región. No nos prestemos a la reproducción acrítica de discursos geopolíticos