A las enfermedades hay que llamarlas por su nombre

"No hay peor ciego que el que no quiere ver" a las enfermedades hay que llamarlas por su nombre #Aprofundidad
El peligro de no llamar las cosas como son
No poner un nombre a una enfermedad impide el tratamiento adecuado de esta enfermedad.
Muchas veces entramos en no decir las cosas tal y como son y no llamar las cosas por su nombre; en medicina eso es un riesgo muy grande ¿por qué? Porque tener por ejemplo un cáncer en células linfáticas y no saber el apellido de ese cáncer, por ejemplo, un linfoma no Hodgkin o un linfoma Hodgkin, nos cambia el tratamiento, mejor dicho, para decirlo de esta forma, tener un nombre y un apellido en la enfermedad nos lleva a tener un mejor tratamiento. Y de qué forma lo veo negativo yo en la psiquiatría es que no poner un nombre a una enfermedad impide el tratamiento adecuado de esta enfermedad, bueno lo contrario sería poner exageradamente ese nombre a personas que no tienen esa enfermedad.
Entonces esto parte también un poquitico de una inquietud que me nace a mí después de ver un anuncio en una página de internet que decía “no me llamen autista simplemente soy neurodiverso”. Hombre a mí me parece eso muy delicado ¿por qué? Porque si yo no llamo la enfermedad por su nombre, y el autismo aparece en un código internacional de enfermedades, si yo no lo puedo tratar tal y como es, con un cambio en el entorno, con medicamentos si se requiere, con una preparación para los padres, entonces en ese miedo, por ejemplo, yo a mis pacientes los confronto y les digo: “ve, ¿tu hijo tiene una enfermedad del cerebro porque es adicto?” “no” “entonces dónde ocurre la adicción, en el hígado, en el riñón, ¿dónde? ¿en dónde le da ansiedad por consumir?” “en el cerebro” “¿y es un problema de salud pública las adicciones? ¿mata gente en el mundo?” “si” “entonces ¿tu hijo tiene una enfermedad del cerebro?” “no”. Es una negación, entran en una negación donde impide el tratamiento, ejemplo, yo soy miope, entonces me quito las gafas y digo yo soy oculodiverso, entonces no me voy a poner las gafas y si yo me accidento por no tener las gafas manejando mi carro, entonces ¿mi enfermedad perjudicó a otros?, por ejemplo, o ¿el mal manejo de mi enfermedad perjudicó que otras personas estuvieran bien? Eso es una cosa delicada a mi modo de ver, hay que llamar las cosas por su nombre para darles el tratamiento que son, con el debido estudio, diciéndole con toda la calma y explicándole la enfermedad a los pacientes, a los familiares.
Si una persona tiene un síndrome de down, como un sobrino mío, hay que preparar a los papás para que tengan esa persona, para que la atiendan, conocer los riesgos a nivel ocular, a nivel cardiaco, a nivel cerebral y todo eso y así poderles darle manejo, pero si yo no atiendo esto como enfermedad el pronóstico es peor.
Yo pienso que conocer la enfermedad es beneficioso para todos, es beneficioso para la sociedad que le da un manejo adecuado, es beneficioso para la familia que sabe en el tratamiento en el día a día como adelantar, como procesar esa enfermedad y como sacar lo mejor de este individuo, y pienso que es mucho mejor para el paciente, que en ese proceso de duelo por haber tenido una enfermedad asuma esa enfermedad y aprenda a vivir con ella; es como el diabético, el diabético tiene que convivir con su enfermedad, tiene que identificar que si me como una torta de chocolate se me va a subir el azúcar y que me puedo marear y que puedo terminar en un servicio de urgencias, entonces él va a medir mejor el riesgo frente a la enfermedad y de esta forma va a estar mejor tratado.