A Thought Experiment in Moral Philosophy - The Violinist Analogy by Judith Jarvis Thomson

[@filippo.frv.filoraps]

Estudio filosofía. El canal es simplemente brillante. Muchas felicitaciones por el trabajo realizado, por tanta dedicación. Saludos.

[@oscarantoniodeleon4395]

Muy buen video. Se agradece que presente una postura y su críticas para que cada quien decida qué le hace más sentido. Buen trabajo.

[@carlosarrieta07]

El mejor canal de KZbin!!!

[@miguelangel7512]

No se puede ignorar que las decisiones sobre el aborto, en la mayoría de los países donde está regulado, no se establecen desde una perspectiva moral absolutista ni desde la ética de un código sagrado, sino en el cruce de múltiples disciplinas. Entre ellas, la ciencia desempeña un papel esencial en este asunto. La evidencia científica nos dice que el desarrollo del sistema nervioso en el feto, que permite la conciencia, las emociones y la percepción del dolor, comienza a partir del cuarto mes de gestación. Hasta ese momento, no estamos hablando de una persona consciente, sino de un proyecto de vida potencial, en contraposición a una vida plenamente desarrollada y autónoma como la de la persona gestante. Se debe destacar que nadie debería estar sujeto a la imposición de una moral externa, ni para abortar ni para no hacerlo. La ética y la moral son constructos humanos que varían enormemente entre culturas, religiones y filosofías. Por tanto, legislar sobre el aborto no debe fundamentarse en valores morales particulares, sino en principios universales como la autonomía personal, la igualdad ante la ley y el respeto por los derechos individuales. Esto incluye, por supuesto, puntos de encuentro razonables como los plazos establecidos por la ciencia, que proporcionan una base objetiva para garantizar tanto la protección del feto en su desarrollo avanzado como los derechos de la persona gestante en las primeras etapas del embarazo. Un problema clave de la analogía del violinista es que simplifica excesivamente el impacto de llevar adelante un embarazo. En el caso del violinista, la conexión es temporal: a los nueve meses, te desconectas y no vuelves a saber de él. En cambio, continuar con un embarazo implica asumir no solo riesgos físicos y psicológicos durante la gestación, sino también una responsabilidad legal, moral y económica que puede durar décadas. La ley obliga a los progenitores a cuidar y mantener al hijo nacido, incluso cuando la gestación fue involuntaria o forzada. Este elemento crucial no tiene equivalente en la analogía de Thomson, lo que la aleja de las implicaciones reales del embarazo en la vida de las personas. Desde una perspectiva filosófica, el dilema subyacente es una colisión entre derechos: el derecho del feto (o del violinista) a la vida y el derecho de la persona gestante a la autonomía corporal y a decidir sobre su propio futuro. Es cierto que ningún derecho es absoluto, pero, como señala Martha Nussbaum, los derechos fundamentales que aseguran la capacidad de elección son prioritarios porque son la base de cualquier libertad. Obligar a una persona gestante a continuar con un embarazo en contra de su voluntad no solo viola su autonomía corporal, sino que la convierte en un medio para un fin (el nacimiento del feto), una instrumentalización que el propio Kant consideraría inmoral. A esto se suma una crítica desde la ética de la responsabilidad, como la planteada por Hans Jonas, las decisiones morales deben considerar las consecuencias prácticas para todos los involucrados. Obligar a una persona a continuar un embarazo no deseado sin considerar el impacto en su vida, su salud y su futuro es en última instancia, irresponsable desde una perspectiva ética. Finalmente, la analogía del violinista ignora una verdad fundamental: el embarazo no es un proceso impuesto externamente por agentes aleatorios, sino un fenómeno intrínsecamente ligado a la biología y a las decisiones reproductivas. No obstante, incluso cuando un embarazo es el resultado de decisiones conscientes, el derecho a cambiar de opinión y a valorar las circunstancias personales es inalienable. Por ejemplo, si alguien decide donar un riñón pero cambia de opinión antes de la operación, esa decisión debe respetarse porque nadie tiene derecho a forzar su cuerpo a realizar un acto altruista, incluso si salvaría una vida. ¿Por qué debería ser diferente en el caso del embarazo? En conclusión, el debate sobre el aborto no puede reducirse a una cuestión de vida frente a vida; debe reconocer la importancia de la autonomía, el impacto de las decisiones en la vida a largo plazo y la necesidad de establecer límites razonables basados en la evidencia científica y el respeto mutuo, no en imposiciones morales ajenas.

[@dionisiov99]

En mi opinión, las réplicas de Foot y Watson pierden de vista lo más elemental. El enfoque de Foot prioriza si es o no moral la decisión del paciente. Y pierde de vista si es o no moral que instancias externas obliguen al paciente a mantener conectado a él a alguien que no quiere; por otro lado, Watson lo matiza: Si los amantes de la música te obligan a estar conectado entonces, del otro lado de la comparación el embarazo debe ser producido por un abuso. Y aún con eso, su conclusión pretende condicionar si el estado puede o no obligar al paciente a manter a alguien que no quiere tener conectado. Maginifico video como siempre Cristina. Gracias por tu trabajo. Feliz año!

[@erickarias9261]

Saludos a los miembros del selecto canal 👋 desde Puebla, México.

[@lilianariveros7119]

Moral y filosofía. Lo que tanto nos interesa... Lo estaré escuchando... ¡Gracias!

[@andresschiecke3417]

increible video, y muy buena la parte sobre la aclaracion de una accion propia, incluso sin ese objetivo, a ser forzada a ello

[@dariofernandez3854]

¡Gracias! Cristina! Por elegir coherencia y demostrarla ... 🇺🇾❤️🌹📖🖋️🇪🇸❤️💐

[@PreguntasyPropuestas]

El razonamiento de Thomson se desploma bajo el peso de su propia superficialidad y de las inconsistencias filosóficas que surgen al extrapolar un caso tan peculiar a una cuestión tan compleja como el aborto. En primer lugar, el experimento reduce la relación entre madre e hijo a un vínculo entre dos extraños, equiparando la concepción a un accidente o a un acto completamente aleatorio (¿habrá sido el espíritu Santo?), como si el embarazo fuera un acontecimiento tan fortuito y extraño como despertar conectado a un violinista moribundo. Este paralelismo es, en el mejor de los casos, una simplificación grotesca y, en el peor, una distorsión deliberada que ignora la relación biológica, psicológica y emocional entre madre e hijo. Thomson, al plantear este escenario, demuestra una desconexión asombrosa con la realidad de la maternidad, como si estuviera argumentando desde un torreón abstracto en el que las personas son piezas de ajedrez. Además, su experimento moral se sostiene únicamente gracias a una construcción artificial de los derechos y las obligaciones morales. Thomson concede al violinista el derecho a la vida, pero lo disocia de cualquier deber correlativo por parte de quien lo sostiene con vida. Este enfoque es problemático porque atomiza los derechos, presentándolos como islas autónomas, sin tener en cuenta la red de obligaciones y responsabilidades que los hacen posibles en un marco ético coherente. En otras palabras, Thomson parece no entender que los derechos no flotan en el vacío, sino que existen dentro de un contexto relacional y normativo. Al desconectar el derecho a la vida del violinista de cualquier deber moral hacia él, Thomson no hace más que socavar la noción misma de derechos. Por si fuera poco, el experimento revela un desprecio flagrante por la idea de que el cuerpo humano puede ser, en algunos contextos, fuente de obligaciones morales. Al sugerir que la conexión entre el violinista y la persona conectada no implica ninguna responsabilidad, Thomson parece ignorar que, en el caso de la maternidad, el cuerpo no es simplemente un recurso accidentalmente compartido, sino el espacio vital en el que otra persona inicia su existencia. Reducir esta relación a un “uso indebido” del cuerpo de otro es trivializar el fenómeno profundo y singular que representa la gestación. Por último, su analogía cae en una contradicción insalvable al ignorar el contexto de la acción moral. En el caso del violinista, el individuo conectado no eligió estar en esa posición y, por lo tanto, no tiene responsabilidad alguna en su situación. Sin embargo, la gran mayoría de los embarazos son consecuencia de actos voluntarios que implican, al menos potencialmente, la posibilidad de concebir una vida. Al equiparar el aborto con la desconexión del violinista, Thomson elude esta dimensión de la elección y responsabilidad humana, revelando un análisis superficial que no hace justicia a la complejidad del problema. Me sorprende que se le haga un vídeo a esta personaje que nos plantea un ejercicio de retórica o una metáfora mal construida, totalmente alejado de la filosofía rigurosa. En su afán por reducir el aborto a un caso de desconexión, cae en simplificaciones y analogías falaces que evidencian una comprensión limitada de la ética y de la condición humana. En fin, un despropósito.

[@zyzeo]

De acuerdo. Muy bien escrito, gracias mil por la exhaustividad. Sin embargo, creo que en aras de aras de tratar de bajar a la tierra los argumentos elevados en esta discusión sobre Thomson -incluidas las falacias (también elevadas) que se escapan por aquí y por allá- quisiera decir que los derechos existen mucho más allá de un marco "relacional y normativo": esto último, creo, es contractualista y de cierta manera igual a lo de Thomson. Lo verdadero, pienso, sería reconocer los derechos como emanados de las condiciones económicas y culturales por medio de las cuales cada ser humano es capaz de conducirse con autonomía y responsabilidad en una sociedad. Si, por un aparte, este indice es muy bajo es decir, como es en Cuba o casi toda Africa, Venezuela etc., entonces debe asumirse que: NO HAY DERECHOS; si, por otra parte, el PIB EL GINI, el índice de libertad económica, o cualquier índice decente bien interpretado, en relación con algún país es próspero, entonces SI HAY DERECHOS, porque, 1. se pueden pagar. 2. no suelen ser ideología. Yo creo que la verdad está en el punto medio: ni Roseau nio Hobbes. El hombre es bueno en abundancia y malo en escasez, y en esta última los derechos son accesorios, por muy humanistas que nos pongamos. Entonces, por muchas vueltas que le den y por mucho tiempo sagrado que se pierda, los derechos son para quien puede pagarlos y punto. Luchemos por una sociedad rica y justa y no por normas, constituciones, reglas o leyes, que son siempre erróneas y solo pasajeras.

[@zyzeo]

y que no te sorprenda discutir sobre nada que hoy lo que mola es el aborto el antinatalismo, el regresionismo y demás genialidades.

[@Miguel-lo2qe]

Supongo que estás pensando este ejercicio mental como igualmente aplicable a todos los casos de embarazo, pero, aunque no creo que la situación planteada sea suficientemente análoga a varios casos, ¿no consideras que puede tener más sentido la analogía si lo comparas con un caso de embarazo por violación donde, además, la mujer (o niña) sea forzada a dar a luz?

[@j.estivenmedinaortiz4279]

Excelente. Sería genial que revises la obra de Julio Cabrera sobre el antinatalismo.

[@marcosg.3076]

Interesante. Gracias.

[@Warcry666]

Es posible que en vez de Maryan Watson, a quien te refieras sea Katie Wason, con su libro "Scarlet A: Ethics, law and politics of ordinary abortion"? Lo digo porque no encuentro la filósofa que citas y esa obra. Gracias.

[@mariaeugeniapaz1390]

Primer like. Gracias

[@julioromero74]

Desde el primer momento dije que acepto estar conectados los 9 meses por qué es algo tan importante como mi vida la vida de otra persona ahora que si se aplica al asesinato de niños pues lo mismo pero con más fuerza

[@salsan2040]

❤❤❤

[@1natgab]

❤

[@maximilianozetlenok684]

El experimento también podría ser: Si te conectaran a la fuerza a esa máquina, para mantener con vida a tu hijo de 10 años, por 9 meses. Porque en el caso del violinista, resulta ser un completo desconocido, y las variables cambian cuando se trata de un familiar.

[@estebanillogonzalez1440]

Este experimento me parece de una simpleza tremenda. Una ocurrencia que sólo es una excusa proabortista, endeble como pocas. No conocía este "experimento" pero supongo que las personas contrarias al aborto no podrán hacer otra cosa que reírse.

[@denisaadamcova3591]

Respecto al aborto, no puedo tener hijos y en su momento me alegré que así fuera, ya que mi tardia adolescencia era un tanto salvajete y la posibilidad de quedar embarazada estaba latente... Pero no me imagino abortar y " quedar tan pancha" como si nada. Entiendo que cada mujer necesita evaluar diferentes aspectos de su vida antes de tomar esa decisión. Creo que la conciencia de cada uno es la que guía este tipo de cuestiones. Me inclino a creer que aborto, excepto las situaciones de riesgo de salud para la mujer o malformaciones graves del feto o violaciones, el aborto no debería ser la solución. Si no quieres tu hij@, después de nacer, permite que sea adoptado. Pero no abortes. Ese sería mi consejo.

[@Ashshdhdhdhdhh]

El planteamiento esta mal a priori. Pero supongamos que no. Yo te doy vuelta la tortilla. Si vos fueras el violinista, te gustaria que te desconecten? Ya lo dijo Jesus hace 2000 años, ama a tu projimo como a ti mismo.

[@emmanuelpujoltroncoso7486]

Obviamente , falacia de falsa analogía. Ingeniosa pero falaz.

[@ChrisJimenez1604]

Dónde está la falacia si de dos vidas humanas dignamente igualadas se trata?

[@oscarantoniodeleon4395]

​@@ChrisJimenez1604 los contraargumentos de P. Foot y M. A. Watson demuestran la falsa analogía.

[@emmanuelpujoltroncoso7486]

Si bien aparentemente hay analogía, pues en ambos casos se trata de vidas inocentes, las disimilitudes son más significativas: éstas no se reducen a diferencias entre un secuestrador y el estado, o un ser humano concebido y un violinista famoso, etc.; para empezar, un embarazo es la consecuencia natural de un hecho y convierte en madre a la mujer desde el momento que queda embarazada, con todo lo que eso implica. Uno ya no es libre de decir si quiere ser madre o no, ya lo es. Pero no es lo mismo ser conectado contra mi voluntad a otra persona, pues no es la consecuencia de un hecho natural y por tanto no existe esa relación inherente de la maternidad. Por eso, tampoco es lo mismo discutir en qué condiciones se está obligado a prestar asistencia a alguien que lo necesita que acabar con la vida de alguien (con el agravante de que se trata de un hijo): el primer caso es interesante para valorar los límites y las condiciones del deber de ayudar a otros, pero omitir una ayuda no equivale a matar, aunque pueda ser moralmente reprobable; pero el embarazo es una cosa de naturaleza totalmente distinta: allí estamos hablando de matar o dejar vivir al hijo, y no cabe otra posibilidad. Luego, ambos casos no son análogos, entonces se trata de una falsa analogía.

[@Le_____]

Mmm como siempre creo que las analogías en esta cuestión no nos van a ayudar mucho

[@julioromero74]

Perdon, pero el derecho a la vida sí es absoluto

[@jaribzermeno1020]

Primer comentario

[@franciscodelaf6167]

Que analogía más ridícula hace ¿ acaso lo que le pasó al violinista es tu culpa? Y toda la justificación que haces es una descalabro intelectual.

[@dionisiov99]

No son justificaciones suyas ni muestra una postura concluyente. Sólo presentó argumentos y contra-argumentos de otros. Además, por disparatada que sea la cuestión, los puntos de comparación ahí están. Lo único claro es que a ti tampoco te gustaría que alguien que no te importa esté conectado a ti. Y eso es muy respetable 👌