Рет қаралды 10,297
La reflexión sobre la espiritualidad es una de las grandes ausentes en el autismo. No porque todos los autistas deban tenerla necesariamente sino porque no se considera algo prioritario.
Es urgente tener en cuenta los prejuicios que se tienen respecto a lo que es "prioritario" para las personas autistas y bajo qué criterios definimos ello.
Los programas de intervención ponen de relieve estrategias cognitivas y sensoriales pero poco se toma en cuenta la dimensión existencial, el sentido que cada autista da a su vida.
Preguntarnos cómo cada autista experimenta lo religioso o espiritual supone comprender cómo procesa esta experiencia a través de los sentidos y de la cognición, los cuales decodifican el entorno de modo distinto al neurotípico y, por ello, la percepción del mundo es también diferente. Como en otros aspectos se necesita enseñar o trasmitir la información de otra manera, adaptado a las características de cada autista.
Muchas formas de la espiritualidad o de la religión no tendrán sentido porque están codificadas de modo neurotípico, se trata de rescatar el fondo del mensaje para aquel autista que muestre interés en él.
Acompañar, desde un compromiso real, a la persona autista implica no minimizar ningún aspecto de su ser, de su modo de estar en este mundo. Para aquellos autistas que consideran lo religioso o espiritual como una dimensión fundamental deben encontrar una manera adecuada en la cual ese mensaje sea transmitido con claridad, adaptado a sus necesidades y particularidades de su comprensión e interpretación, de manera que pueda ser vivido, como los demás aspectos de su vida, en libertad y plenitud.