Carla siempre supo que la intensidad de su conexión con Samuel era directamente proporcional a la prohibición y al pertenecer a mundos opuestos. Mientras que ella lo amó con la certeza de la temporalidad, él la amo con la impulsividad y el instinto del corazón. Ambos estaban predestinados a coincidir y a aprender el uno del otro, pero no a consolidar una auténtica conexión.