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La más reciente cinta de la directora Maïwenn ilustra la muy francesa noción del amor loco, descrito por André Breton como un amor que se rige por reglas propias, que para existir requiere estar a punto de terminar. Tony (Emmanuelle Bercot) y Giorgio (Vincent Cassel) se conocen por azar. Surge una relación vertiginosa, llena de giros pronunciados, que solo puede entenderse desde la óptica de ese amor irracional.