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Jugar siempre es bueno, pero con los videojuegos debemos de prestar especial atención. Los premios, las recompensas y los retos estimulan el cerebro, lo que provoca la segregación de dopamina y las ganas de seguir jugando. Laura Lewin asegura que "el problema no es el recurso sino el uso". Es importante poner límites para que no se convierta en una conducta adictiva. No te lo pierdas!