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El documental presenta el calvario de un grupo de hombres y mujeres que trabajan en el campo en un pueblo de Ayacucho, alejado de las principales carreteras y de los grandes centros urbanos, durante el conflicto armado interno que desangró al Perú entre 1980 y comienzos de la década de 1990. En realidad se trata de varios pueblos en la zona de Chungui, que llegó a ser una de las más castigadas por Sendero Luminoso y por las fuerzas del Estado. En esta zona, ubicada al norte de Ayacucho, en una región denominada despectivamente con el sobrenombre de “Oreja de Perro”, se produjeron una significativa cantidad de terribles violaciones a los derechos humanos que solo en los últimos años se han empezado a conocer. En 1996, el antropólogo, artista, periodista y actual miembro del IEP, Edilberto Jiménez, llegó a la zona para registrar el impacto de la violencia. Posteriormente Edilberto fue miembro de la Comisión de la Verdad y la Reconciliación.
El documental sugiere que el complicado y sinuoso recorrido de Edilberto a lomo de mula por un camino escarpado para llegar a la zona es similar a su viaje interior, y que resulta en un proceso de creación original que era la única manera de expresar y comprender el dolor y el espanto tanto de la comunidad como el suyo. Este proceso se plasmó primero en dibujos -que forman parte del libro que coeditó el IEP junto a la Comisión de Derechos Humanos (COMISEDH), Chungui, violencia y trazos de la memoria- y años después en una serie de retablos sobre el mismo tema. Según los realizadores del documental, Edilberto es un cronista contemporáneo, una especie de Guaman Poma del conflicto armado interno.