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Eran poco más de las siete y media de la mañana del 11 de marzo de 2004 cuando diez explosiones en trenes causaron la muerte de 193 personas y dejaron cerca de dos mil heridos. Fue el atentado más cruel jamás cometido en nuestro país. El yihadismo se hacía presente en España con una masacre sin precedentes que tuvo como epicentro la madrileña estación de Atocha.