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Amelia viene del Valle Sagrado de los Incas, Calca. Ella es una artesana, que se dedica a crear figuritas de cerámica, arte cusqueñista concreto.
Su esposo era autodidacta y aprendió a trabajar con cerámica cuando era muy pequeño, es por esto que ella ahora se dedica a ellos.
Él siempre había sido bueno con las manos, había ganado premios y todo, y se dedicó a esto toda su vida. Lamentablemente, después de tener un hijo y consecuentemente mudarse a Cusco, su esposo falleció por un tumor en la cabeza. Ella tenía a una familia que mantener, por lo tanto completó en una escuela una formación que la convirtió en una experta capaz de continuar con ese negocio.
Amelia trabaja desde casa debido a que tiene su propio taller ahí montado y toda la familia colabora.
Cuando tienen muchos pedidos, entonces recurren a buscar a más personas, normalmente son chicos huérfanos o que no tiene educación. Priorizan ayudar a personas que creen que valorarán más el aprender del oficio. Ella cree que es un buen karma ayudar a estos chicos, incluso después de todo lo que le ha pasado.