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Lucas 4:1: “Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordán, y fue llevado por el Espíritu al desierto”.
Así como Jesús tuvo que pasar por el desierto, nosotros pasaremos. Pero así como Jesús venció en el desierto, nosotros también venceremos. Jesús fue llevado por el mismo Espíritu Santo al desierto. En ese desierto, se pone a prueba de qué estamos hechos. Un desierto, puede ser un diagnóstico médico, la escasez, o cualquier circunstancia adversa; pero por encima de eso, tenemos la Sangre de Cristo que nos da la victoria.
Cuando declaramos o confesamos alguna enfermedad, algún problema, o algo adverso, el mundo espiritual que nos adversa espera atento a lo que declaramos para venir a atacarnos.
Asimismo, los ángeles están atentos a nuestra autorización para actuar a nuestro favor. Creemos como el salmista: “Mi socorro viene de Jehová, Que hizo los cielos y la tierra” (Salmos 121:2).
Así como las palmeras somos nosotros, que aunque vengan los huracanes y las tormentas, no son desarraigadas y se mantienen firmes porque tiene raíces profundas, afirmados en las promesas de Dios, que nos mantienen estables y con las raíces en Cristo Jesús, nuestra Roca inconmovible.
Lucas 4:2: “por cuarenta días, y era tentado por el diablo. Y no comió nada en aquellos días, pasados los cuales, tuvo hambre.”
Debemos creer que Dios ya ha dicho que quiere bendecirnos, y levantarnos en fe, para arrebatar todas las Palabras de Dios para nosotros. Sabemos que: “Caerán a tu lado mil, Y diez mil a tu diestra; Mas a ti no llegará” (Salmos 91:7) y que “Dios no es hombre, para que mienta, Ni hijo de hombre para que se arrepienta” (Números 23:19).
Lo que Dios hace es permanente. El que tiene al Espíritu Santo, tiene estabilidad, aun en medio de las pruebas y las dificultades. Al enemigo le queda poco tiempo en nuestras vidas y en nuestro país.
Lucas 4:3: “Entonces el diablo le dijo: Si eres Hijo de Dios, di a esta piedra que se convierta en pan”
El diablo, en el momento de la prueba, viene a presentar opciones para confundirnos. Lo que evita esas confusiones es tener una relación con Dios. Jesús