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No podemos murmurar de los demás porque lo hacemos contra Cristo. “El que esté libre de pecado, que tire la primera piedra”. De la murmuración pasamos al chisme. Lo mejor es confrontar a las personas que traen el chisme. Una vez que se murmura, ya no hay forma de reparar eso. Cuando llega al otro lado va con información agregada y quitada. Dios nos dio la lengua para que lo alabáramos a Él y glorificáramos Su reino, alzando al prójimo. El Padre Willie nos exhorta a que seamos misericordiosos ya que la misericordia nunca nos hará quedar mal.