Soy mexicano. He tenido la oportunidad de ir tres veces al Festival d'Avignon. En efecto: fue una experiencia indeleble asistir a la representación del Quatuor d'Alexandrie à la Carrière de Boulbon bajo las estrellas; o de Penthesilea de Heinrich von Kleist; de disfrutar de las puestas en escena con despliegue tecnológico de Medea Material de Heiner Müller, o de Les Aveugles de Maurice Maeterlinck; escuchar la integral del Catalogue d'Oiseaux d'Olivier Messiaen dans la Cour d'Honneur; o les Trois Petites Liturgies con Yvonne Loriod en las ondas Martenot; y propuestas audaces como lo fue Tragédie d'Olivier Dubois. El Festival d'Avignon es un verdadero puente que se tiende para la inteligencia y la empatía entre las diversas culturas de este planeta. ¡Larga vida al Festival d'Avignon!