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Personas adultas, hijos de padres divorciados, nos comentan aquellas frases o experiencias que han sufrido, y que les han marcado negativamente.
En primer lugar, preguntar a los hijos con quien quieren vivir, sobe todo cuando son muy pequeños, pues en ese momento no tienen edad de tomar una decisión tan importante.
Informar al hijo de que el otro ha comenzado los trámites del divorcio. Ni explicarles en qué consiste el proceso, ni palabras como Juez, Abogado o Juzgado. Los niños no entienden y se abruman o preocupan innecesariamente.
Indicar que el otro progenitor les ha abandonado, es una frase demoledora para los hijos.
Si la causa del divorcio ha sido una tercera persona, os ruego encarecidamente, no deis esta información a los niños.
Explicar con pelos y señales a los hijos los motivos o las causas del divorcio.
Justificar el no realizar un gasto o actividad porque el otro progenitor no quiere, o porque no paga la pensión.
Pedir a los hijos que sean los encargados de comunicar las cuestiones al otro. O hacerles partícipes de vuestras discrepancias.
Amparar a vuestros hijos, y permitir que no visiten al otro progenitor, los niños tienen que tener relación con ambos padres.
En el caso de que los hijos deban de acudir al Juzgado, bien para una exploración judicial, bien para la prueba pericial del gabinete psicosocial, hay que intentar desdramatizar, y explicarles que es un paso que hay que realizar, y no trasladarles el sentimiento o presión de que su intervención puede decantar la balanza sobre un progenitor u otro.
Evitar todas estas actitudes harán que vuestros hijos sufran lo menos posible en caso de divorcio.
Begoña Cuenca Abogada de Familia en Zaragoza.