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Había una vez un profeta llamado Jonás. Dios le pidió que fuera a Nínive a avisarles que debían cambiar. Pero Jonás huyó en un barco. Una tormenta llegó, y él se dio cuenta de que era por su culpa, así que se tiró al mar y un gran pez lo tragó.
Dentro del pez, Jonás se arrepintió y pidió perdón. Después de tres días, el pez lo devolvió a la playa. Entonces, Jonás fue a Nínive y les dijo que debían cambiar. ¡Todos en la ciudad escucharon y se arrepintieron! Jonás aprendió que es mejor obedecer a Dios.