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Su baustismo de fuego fue a sus 13 años. Héroe fundador de naciones, "Santo de la Espada" permitió la independencia de Argentina, Chile y Perú.
San Martín por ejemplo, ocupa en las escenas de guerra un lugar central al igual que Napoleón. De hecho, este sirve de modelo para representar al naciente héroe sudamericano, en comunión con el sentido heroico moderno que en ambas riveras del Atlántico se estaba persiguiendo y exaltando.De este modo el héroe sanmartiniano, pensado y representado voluntariamente en clave moderna, era reproducido y difundido según los mismos parámetros estéticos con que fue retratado originalmente. De este modo José San Martín aseguraba su presencia entre los héroes militares que lucharon contra el antiguo Régimen y, por lo tanto, podía dejar descansar al hombre que yacía bajo el uniforme y condecoraciones.
La apoteosis del héroe no coincidió con la muerte del hombre. San Martín bien lo sabía,o era la gloria eterna o la felicidad terrena. Juan Bautista Alberdi, quien lo visitó en 1843, nos entrega una descripción de San Martín. Los eruditos trabajos que recogen la iconografía de San Martín prestan gran importancia a la fidelidad en la fisonomía del general o en la exactitud histórica con que es representado dejando de lado una perspectiva interpretativa que devele el sentido de la época.
"Estaba vestido con sencillez y propiedad, corbata negra atada con negligencia, levita del mismo color,pantalón mezcla celeste, zapatos grandes. Habla sin la menor afección, con toda la llaneza de un hombre común. Al ver el modo como se considera él mismo, se diría que este hombre no había hecho nada de notable en el mundo porque parece que él mismo es el primero en creerlo así”
Pocos años más tarde, Domingo Faustino Sarmiento se reunió con el General en Francia. En “las culebrinas de San Martín”, recuerda dicha reunión y los vestigios del heroe que asomaban en el anciano militar:
“Lo he visto transfigurarse y desaparecer a mi vista el campagnard de Grandbourg y evocárseme el general joven, que asoma sobre las cúspides de los Andes, paseando sus miradas inquisitivas sobre el nuevo horizonte abierto a su gloria. Sus ojos pequeños y nublados ya por la vejez, se abrían por momentos y mostrándome aquellos ojos dominantes, luminosos, de que hablan todos los que lo conocieron.Su espalda encorvada por los años se había enderezado, avanzando el pecho rígido, como el de los soldados de línea de su tiempo, su cabeza se había echado hacia atrás, sus hombros bajándose por la dilatación del cuello y sus movimientos rápidos, decisivos, semejaban á los del brioso corcel que sacude su ensortijada crin, tasca el freno y estropea la tierra. San Martín era hombre y viejo, con debilidades terrenales, con la terrible pesadilla de haber abandonado su patria, su gloria,huyendo de la ovación que los pueblos americanos reservan para los que los sirven.”
A las tres de la tarde del 17 de agosto de 1850 murió. Al igual que con Napoleón, la muerte del hombre permitió la resurrección del héroe. El memento mori detuvo el tiempo y su cuarto, de gran simpleza y austeridad, se transformo en un santuario repleto de reliquias.Tras el deceso del hombre, el águila que guía el alma del héroe lleva consigo al joven y deja de lado los restos del anciano enfermo en el exilio. Estos fueron los designios del joven San Martín, quien trazó en vida el camino para que en la posteridad lo honraran en el olimpo republicano.San Martín, el coloso de los Andes, ha ido levantándose, a semejanza de esas calladas moles que los geólogos afirman han brotado en recientes siglos, alzándose lentamente en silenciosa majestad. El pedestal eterno de la gloria de San Martín está fijo en la cúspide de los Andes.Desde ahí ha visto pasar delante de su severa mirada, ejércitos y naciones dando a aquellos gloria, y libertad a las últimas. San Martín es el pico de Aconcagua cuyo solitario y apagado cono desafía el cielo”
Si estos “seres” extraordinarios son algo más que mortales, si estamos efectivamente ante héroes su objetivo es recrear emblemática y ritualmente la “hazaña” heroica, o lo que es lo mismo en lenguaje cívico-republicano, imbuirse del espíritu público que San Martín manifestó en su momento, y que ahora, se revive en la celebración del mismo. Corresponde, por lo tanto, volver a @SenadoTVArgentina materializarlos, para que se puedan apreciar nuevamente en su fuerza, en su potencia, y, de ese modo, vuelvan a revivir. El general San Martín está representado en el acto de dar la libertad a Chile. Por eso lleva en la mano derecha un oriflama coronado por la efigie de la libertad, que el héroe contempla con éxtasis profundo. La parte más bella del monumento es sin disputa el rostro, cuya Expresión Admirablemente Concebida, es el reflejo de la idea de redención que ha querido simbolizar el artista.
Para Even Derlys Bitz