El rojo y el negro, son los colores de la magia. La sangre y la tierra. El sacrificio a los dioses. Así los danzantes como duendes tocados por la música que embruja el chamán-druida, danzan animados por las notas en una sinfonía que logra unificarse o especularse con el ritmo místico del bosque, animando su espíritu. El blanco, el color del conocimiento, de la pureza, el superior, es el que logra el equilibrio, los bardos blancos eran los que conocían el mensaje de la Madre tierra, y los que iniciaban al resto, por el camino de los siete suelos.