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El liderazgo social, igual que la humanidad, ha evolucionado de acuerdo con características propias de cada época. Por ejemplo, en la etapa tribal, el cuerpo simbolizaba el poder y la capacidad física era la herramienta principal para la conquista y la guerra. En la etapa industrial -al final del siglo XIX y hasta la mitad del siglo XX- el estudio del liderazgo despertó gran interés, principalmente, en el ámbito empresarial. La figura del líder que influía en los procesos productivos de la empresa fue clave para el incremento de la productividad y la obtención de mayores utilidades.
Durante esa época, quienes se dedicaban a la disciplina administrativa mostraron gran interés en el tema del liderazgo porque, además de otros beneficios, éste representaba una ventaja competitiva en el campo empresarial.
Hersey y Blanchard y Johnson sustentaron su modelo en tres variables: 1. comportamiento de relación (apoyo); 2. comportamiento de tarea (dirección); 3. nivel de desarrollo (madurez) de los seguidores (preparación), características que clasifican dicho modelo como uno tridimensional. Además, los investigadores determinaron cuatro estilos de liderazgo con características propias.
Estilo 1. Alta tarea baja relación. Ordenar: el líder define los roles y dice el qué, cuándo, cómo y dónde. La comunicación es casi unilateral: da instrucciones y las supervisa. Existe gran orientación a la productividad y poca orientación a las relaciones interpersonales.
Estilo 2. Alta tarea, alta relación. Persuadir: el líder permite la comunicación bilateral, pero es él quien toma las decisiones. Explica a sus seguidores las ventajas y beneficios de la decisión. Existe gran orientación a la productividad y a las relaciones interpersonales.
Estilo 3. Baja tarea, alta relación. Participar: el líder y los seguidores, en interacción, toman las decisiones. El líder es facilitador y comunicador de ideas. Hay poca orientación a la productividad y gran orientación a las relaciones interpersonales.
Estilo 4. Baja tarea, baja relación. Delegar: el líder confía decisiones importantes a los seguidores. Hay poca supervisión de la productividad y poca orientación a las relaciones interpersonales.
En el liderazgo situacional queda demostrado que no existe un estilo ideal, debido a la flexibilidad de la naturaleza humana y, por tanto, un líder no puede adoptar como su estilo sólo uno de ellos. Los líderes también deben ser flexibles para tener éxito y cultivar la capacidad de adaptar su conducta a las situaciones cambiantes de sus seguidores. Este modelo se centra básicamente en los seguidores, de tal manera que el líder elige y desempeña el estilo apropiado, el cual depende del nivel de desarrollo de sus seguidores.