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¿Cómo puedes demostrar tu valor si estás lesionado?
Y si encima tu lesión no es física? Y si tu lesión es una de esas que nadie puede ver, pero que evidentemente te impide a jugar cómodamente. ¿Cómo puedes convencer a tu equipo de que realmente estás incapacitado?
Puede que sea un caso muy peculiar pero nosotros, los fans, pudimos ver en primera persona cómo a Markelle Fultz le costaba incluso levantar los brazos para tirar.
No puedo ni llegar a imaginar la impotencia que debía sentir Fultz cuando internet explotaba cada vez que salía una noticia con su nombre. Que si ha cambiado el tiro, que si tiene esto, lo otro...
Con constantes comparaciones con su clase del draft y una inmensa presión sobre los hombros del nº1, el traspaso a Orlando puede que salvase su carrera profesional.
En sus dos primeras temporadas en la liga, tan solo jugó 33 partidos de 184. Eso es un 20% de los partidos totales que podría haber jugado.
Es por eso por lo que desde que se vistió de azul para los Magic se nota que Fultz ha vuelto a disfrutar del basket. Sin tiros raros, ni mil ojos pendientes de cual era su próximo paso. Y ese pequeño detalle, que muchas veces no apreciamos, fue el primer paso en la dirección correcta para Markelle en al menos 2 años.