Рет қаралды 135
Íntimas como un estilo fueron las palabras de Daniel para describir esta milonga aprendida de su maestro Delfor Rico, estudiante del gran Abel Fleury. Oír sobre Delfor y sus manos de zapatero y guitarrista, es emotivo. Me hace pensar en sus bordonas traduciendo el paisaje pampeano, también en aquel duro viaje en tren tras una soledad infinita. El amor que trasmite Daniel por su maestro recuerda que “trasmitir/enseñar” implica ayudarnos a construirnos y entreverarnos como los arpegios de milonga. Hay un don, un regalo transgeneracional que se pasa de la misma forma en que fue donado. Dedicada a Daniel Mollani.
Milongueo del ayer: Abel Fleury
Charango: Matías Bonavitta