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El reparto Moro de Santa Clara es una comunidad que se anima con los pregones de Marlene y sus compañeras. Ellas salen a vender en su carretilla las hortalizas y vegetales que cultivan en el organopónico Che Guevara, un espacio de agricultura suburbana que Marlene logró reavivar con ayuda del proyecto ALASS.
Marlene cuenta que varias de las mujeres que allí trabajan fueron parte, a finales del siglo pasado, de brigadas de productoras llamadas “Las Celias” y “Las Marianas”. Juntas, salían por la ciudad a vender los productos frescos y de primera mano. Esta tradición es importante para la comunidad que así dispone de alimentos cultivados en la localidad.
Con las producciones del organopónico, Marlene y sus colegas abastecen de alimentos a círculos infantiles, centros hospitalarios y personas en situaciones de vulnerabilidad.
Marlene afirma que, aunque no ha sido fácil, cuenta con su optimismo y resiliencia. Sueña con mejorar la vida de otras mujeres y se ha propuesto dar empleo en el organopónico a madres solteras y mujeres en edad de jubilación. Por esta razón, su iniciativa lleva por nombre “Mujeres hortaliceras al servicio de la comunidad”.