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“Sidharta continuó su viaje hasta llegar a un lugar cerca de Bodh Gaya, en la India, que encontró apropiado para el recogimiento. Se estableció allí y practicó la meditación llamada concentración, semejante al espacio, del Dharmakaya, con la cual se enfocó de manera convergente en la naturaleza última de todos los fenómenos. Después de adiestrarse en esta meditación durante seis años, comprendió que estaba a punto de alcanzar la iluminación total. Entonces, caminó hasta Bodh Gaya, y allí, el día quince del cuarto mes, se sentó en la postura de meditación bajo el Árbol Bodhi e hizo la promesa de no abandonar su meditación hasta que no alcanzase la iluminación perfecta. Con esta resolución, entró en la concentración, semejante al espacio, del Dharmakaya.
Al anochecer, el mara Devaputra, jefe de los maras o demonios de este mundo, intentó interrumpir su concentración con el conjuro de pavorosas apariciones. Manifestó huestes de terribles espíritus demoníacos: unos le arrojaban lanzas; otros, flechas; otros intentaban quemarle y otros le lanzaban piedras, rocas y hasta montañas enteras. Sin embargo, Sidharta permaneció imperturbable. Gracias al poder de su concentración, los fuegos ardientes se transformaron en ofrendas de luces de arcoíris; y las armas, rocas y montañas, “en una refrescante lluvia de flores.
Al comprobar que no podía atemorizar a Sidharta para que abandonara la meditación, el mara Devaputra intentó distraerlo manifestando innumerables bellas doncellas, pero con ello solo logró que entrara en un estado de concentración aún más profundo. De este modo, venció a los demonios de este mundo y, por ello, más tarde recibió el nombre de Buda Vencedor.
Sidharta continuó meditando hasta el amanecer, cuando alcanzó la concentración semejante al vajra. Con esta concentración, que es la última mente de un ser con limitaciones, eliminó de su mente los velos más sutiles de la ignorancia y, al momento siguiente, se convirtió en un Buda, un ser totalmente iluminado.
No hay nada que Buda no conozca. Debido a que despertó del sueño de la ignorancia y eliminó todas las obstrucciones de su mente, conoce todo lo que existe en el pasado, presente y futuro de manera directa y simultánea. Además, Buda posee una compasión imparcial que abarca a todos los seres sintientes sin discriminación. Los beneficia sin excepción, manifestando emanaciones por todo el universo y bendiciendo sus mentes. Gracias a sus bendiciones, todas las criaturas, hasta el más ignorante de los animales, generan estados mentales apacibles y virtuosos en ocasiones. Tarde o temprano, todos los seres encontrarán una emanación de Buda bajo el aspecto de un Guía Espiritual y tendrán la oportunidad de entrar en los senderos que los conducirán hacia la liberación y la iluminación. Nagaryhuna, el gran erudito budista indio, afirmó que no existe ni un solo ser que no haya recibido ayuda de Buda.”
Pasaje de: Gueshe Kelsang Gyatso. “Nuevo corazón de la sabiduría”. Apple Books.
“Nuevo corazón de la sabiduría”