PROMETEO El grande - TUPÁ Percusión teatral

El barro como elemento creador…
El fuego como hálito divino…
Almas errantes son congregadas por el GRAN PROMETEO para dotar de vida a un amasijo de arcilla… El nacimiento de la humanidad…
Él los inicia en todos los regalos y las artes de la existencia:
Les enseña a convertir las semillas en alimento, el arte de la predicción, la transformación de los metales en herramientas, el significado de señales, de sueños y del vuelo de las aves.
Y les susurró al oído un secreto: TODOS SOMOS DIOSES
Se celebró entonces en Mekone, Grecia, una asamblea de mortales e inmortales.
Como abogado de sus humanas criaturas se presentó en la asamblea Prometeo, con objeto de velar para que los dioses no impusiesen excesivas cargas a los mortales en pago de la protección otorgada. Pero su listeza incitó al hijo de los Titanes a engañar a los dioses.
Resolvió Zeus vengarse de ese engaño, y retiró el fuego de mano de los mortales, dejándolos sumidos en una confusa oscuridad.
Astuto e irreverente, Prometeo se desliza al monte Olimpo donde roba semillas de fuego del carro de Apolo, y las esconde en una caña. Provisto de aquella antorcha baja a la Tierra entregándole nuevamente a la humanidad la fiesta de la iluminación, las puertas abiertas al conocimiento, la llama candente de la divinidad…
La cólera de Zeus no tardó en expresarse: Es destapada la vasija de Pandora y del recipiente son liberados innumerables males. La ira, la codicia y la lujuria se esparcen por la faz del globo como un humo maloliente y ponzoñoso.
Lo que ignoraban los dioses, es que aquel regalo de fuego que Prometeo le había entregado a la humanidad, albergaba una poderosa luz…
La ESPERANZA es la sanación perpetua. La suavidad y dulzura de su canto etéreo, extirpa eternamente el veneno de las almas.
El fuego purificador quedaría en manos de la humanidad…
Para crear…
Para destruir…
Para transformar…