Рет қаралды 68
“Éstos son mi madre y mis hermanos”
Evangelio según San Marcos 3, 20-35
En aquel tiempo, Jesús llegó a casa con
sus discípulos y de nuevo se juntó tanta gente que no los dejaban ni
comer. Al enterarse su familia, vinieron a llevárselo, porque se decía
que estaba fuera de sí.
Y los escribas que habían bajado de Jerusalén decían:
«Tiene dentro a Belzebú y expulsa a los demonios con el poder del jefe de los demonios».
El los invitó a acercarse y les hablaba en parábolas:
«¿Cómo va a echar Satanás a Satanás? Un reino dividido internamente no
puede subsistir; una familia dividida no puede subsistir. Si Satanás se
rebela contra sí mismo, para hacerse la guerra, no puede subsistir, está
perdido. Nadie puede meterse en casa de un hombre forzudo para
arramblar con su ajuar, si primero no lo ata; entonces podrá arramblar
con la casa.
En verdad os digo, todo se les podrá perdonar a los hombres: los pecados
y cualquier blasfemia que digan; pero el que blasfeme contra el
Espíritu Santo no tendrá perdón jamás, cargará con su pecado para
siempre».
Se refería a los que decían que tenía dentro un espíritu inmundo.
Llegan su madre y sus hermanos y, desde fuera, lo mandaron llamar.
La gente que tenía sentada alrededor le dice:
«Mira, tu madre y tus hermanos y tus hermanas están fuera y te buscan».
Él les pregunta:
«Quiénes son mi madre y mis hermanos?».
Y mirando a los que estaban sentados alrededor, dice:
«Estos son mi madre y mis hermanos. El que haga la voluntad de Dios, ese es mi hermano y mi hermana y mi madre».