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Comentario a la exposición sobre el libro “Hermenéutica: de la interpretación de textos a la comprensión de la existencia humana”.
Los planteamientos de Abelardo Montiel (1966) nos permitieron hacer un paseo intelectualmente estimulante por la historia de la hermenéutica. El autor sostuvo que desde su obra se describe y se piensa en un proceso por el cual la hermenéutica pasa “de la interpretación del textos a la comprensión de la existencia humana”, es decir, se presenta a un desarrollo del pensamiento por el cual la hermenéutica se convierte en una cuestión filosófica, o más específicamente, ontológica (referida a la pregunta por el ser en cuanto ser).
La hermenéutica se despliega inicialmente en los campos de la teología, buscando extraer el sentido de los textos considerados sagrados, en tal dirección se destacan las figuras de San Agustín de Hipona y Santo Tomás de Aquino. Se desemboca entonces en los albores de la modernidad donde la aparición de Lutero implicó un nuevo giro para la hermenéutica. El romanticismo, con su enfoque historicista a su vez implicará un cambio de rumbo en la búsqueda del sentido del mundo.
La crisis de la “filosofía ontoteológica” (en términos de Heidegger) comienza con dos románticos tardíos, Arthur Schopenhauer y Friedrich Nietzsche, es registrada y absorbida por Martin Heidegger y es digerida, sea con resistencia o con júbilo, por todo el pensamiento contemporáneo, de manera particular por el llamado postmodernismo (Lyotard, Derrida, Foucault, Deleuze, Baudelaire o Vattimo).