¡Totalmente de acuerdo! Eramos el granero del mundo porque produciamos alimento para sostener la vida, pero la agricultura intensiva en la Argentina se ha vuelto una cultura de muerte con la soja transgénica y el Glifosato que todo lo que es vida lo mata. En Misiones la inmigración europea trajo un empuje en el desarrollo del agro y la pequeña industria derivada de productos agrícolas. El desarrollo cooperativo defendía al productor yerbatero. Hoy las cooperativas agrícolas están fundidas y el oro verde se ha concentrado en pocas manos que deciden el precio a pagar. Terminó la justicia social. El tarefero fuera de temporada de cosecha realizaba otras labores pero hoy no se consigue quien realice una carpida. Todo el mundo quiere ir al CAJERO AUTOMÁTICO. El auge de las sectas pseudoreligiosas hace estragos en la unidad comunitaria, desarmonizando la convivencia. Vendrá el tiempo en que será necesario regresar a la agricultura y ganadería de antaño.