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CAPÍTULO X
EL EJÉRCITO DE ÁNGELES Y EL CASTO Y AMANTE CORAZÓN DE SAN JOSÉ ACOMPAÑAN AL RESTO FIEL
ARTÍCULO II--EL CASTO Y AMANTE CORAZÓN DE SAN JOSÉ
El amor de estos apóstoles de los Últimos Tiempos se manifestará en un sentido familiar, María como Madre, Jesús como Hermano Mayor y Esposo Celestial de las almas, San José como Padre, ocupando el lugar de Custodio del Redentor, Protector de la Iglesia, Guardián de la Maternidad Divina y Padre Espiritual de las almas.
A través de su Casto y Amante Corazón aprenderemos como servir a Jesús y como consagrarnos totalmente a su Sagrado Corazón por medio del Corazón Doloroso e Inmaculado de María, modelo de cristiano. Así, junto a nuestro Padre San José creceremos en santidad y virtud, en celo de amor por las almas y la mayor gloria de Dios, seremos Iglesia dentro del Santo Hogar de Nazaret.
El Padre San José, Custodio de los Sagrados Corazones Unidos de Jesús y de María, nos custodiará a nosotros del mundo, del anticristo y del pecado. Así como su Amante y Casto Corazón vivió totalmente unido a los Sagrados Corazones Unidos de Jesús y de María, Él nos enseñará como vivir como un apóstol de Jesucristo e hijo de María.
El Padre San José fue cabeza de la Sagrada Familia de Nazaret, desempeñó una misión especial de primera categoría, cuidar y proteger a los Dos Tesoros de Dios y
así lo hará con el Remanente Fiel.
Es el más grande de los Santos, ejerciendo ahora un oficio de Padre y Protector de la Iglesia Universal. Este Amante y Casto Corazón Paternal ampara la vida y el desarrollo de la Iglesia y su solicitud no falla, es vital y anima. Por su preocupación paternal e influencia solo lo aventaja la Maternidad Espiritual de María. Para que este amor josefino se despliegue con fuerza en las almas fieles ellas tienen que abrirse del todo a San José y abandonarse en sus manos, como niños amarle, con amor semejante al que Él tiene por nosotros.
Jesús y María le fueron siempre atentos y agradecidos por cuanto hizo por Ellos, de igual modo han de ser atentos, constantemente, los apóstoles de los Sagrados Corazones Unidos de Jesús y de María.
El Padre San José, como Protector de la Iglesia de Cristo, no hacía otra cosa que continuar desempeñando la misión que tuvo en la tierra desde los días de Nazaret. La familia de Dios ha crecido y se ha esparcido hasta los confines del orbe, el Corazón de San José se ha ensanchado en proporción a su nueva Paternidad, la cual prolonga y espera la Paternidad prometida por Dios a Abraham, Padre de innumerable descendencia.
San José, Padre Nutricio de Jesús, es también Padre Nutricio de sus hermanos, Esposo Virginal de María que dio a luz a Jesucristo, permanece unido a la Madre de un modo místico. Mientras en el mundo continua un nacimiento místico de la Iglesia, los que trabajan por extender el Reino de Dios en el mundo deben reclamar, con mucha razón, la protección especial de San José que es padre de la Iglesia recién nacida: la Sagrada Familia de Nazaret fue y es la Iglesia recién nacida.
Estos apóstoles de los Sagrados Corazones Unidos de Jesús y de María y de los Últimos Tiempos deben recurrir al Padre San José, Terror de los demonios y aprender de sus virtudes, de su Amor-Fiat, de su servicio y entrega, y ser fieles al Divino Querer amoroso de Dios.
“Es preciso vivir una espiritualidad que ayude a los creyentes a santificarse en su trabajo y misión imitando a San José” Santo Padre Benedicto XVI.