Aquellos que destruyan el bosque sucumbirán ante la magia y la ira. Sucumbirán sin remedio. Serán borrados y malditos por los pudues y los zorros culpeos. Los rayaditos no les cantarán en la mañana, ni se acercarán a ellos los cisnes de cuello negro, ni los patos jergones, cuando se acerquen siquiera un poco, los patos jergones volarán lejos y se hará silencio en el bosque cuando entren a el, los animales huirán de ellos y no volverán.