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Aún sumida en el duelo por la muerte de Jesús, Nuestra Señora de las Angustias emprende el camino de vuelta a la iglesia de Santiago vestida con manto negro de luto riguroso. Los Caballeros de Santiago la escoltan por última vez hasta el próximo año y los acordes de la Banda de Cornetas, Tambores y Gaitas hacen también su última aparición, tras haber servido de banda sonora de las procesiones.
Cuando llega al románico templo, los fieles cantan la tradicional Salve con sentimientos encontrados. Por una parte, todavía permanece reciente el ambiente lúgubre del Viernes Santo, junto con el presentimiento de que, inevitablemente, nuestra semana grande se acerca ya a su final. Por otra, la Vigilia Pascual que tiene lugar por la noche en la Colegiata está ya a solo unas horas. En ella se celebra el momento de la resurrección. Nuestro párroco bendice el Fuego Pascual entre alegres cantos populares y los asistentes entran con sus velas a oscuras en la Colegiata, donde se hace la luz.
Las campanas volverán a repicar a altas horas de la madrugada junto a las de los conventos para anunciar el milagro de la alegría, Jesús ha resucitado, la Pascua está a las puertas.