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Hace menos de 10 años, el prolífico (en cuanto a hijos al menos) José Antonio Kast, abandonó la UDI porque parece que era ya casi un partido de izquierda, y al hombre le gusta la derecha, bien a la derecha.
Muchos pensaron que sería una travesía en el desierto sin destino alguno.
Pasaron los años, las elecciones, una pandemia y hasta un estallido social, pero él nunca capituló. Hoy es el nuevo Padrino de la política chilena. Le tocará demostrar si tiene la capacidad de administrar tanto éxito con sus minions constitucionales.