Рет қаралды 5,448
Recorrido por el libro “YO ME LO MEREZCO”, con el subtítulo “De la vieja hipocresía a los nuevos cinismos”, escrito por la antropóloga y doctora en comunicación, PAULA SIBILIA, nacida en Argentina y radicada en Brasil, publicado por Penguin en 2024.
La autora propone entender el cambio operado en las últimas décadas en materia social, cultural y económica, en base a un interesante concepto: la sustitución de lo que llama “el suelo moral” de la civilización occidental moderna, es decir, las bases que guían los comportamientos de las personas y sus decisiones.
Del suelo moral propio de la cultura de la modernidad, basado en una mirada colectiva, disciplinaria y represiva, pasamos, a finales del siglo XX, a un suelo moral liberado a los deseos sin mayores vallas ni limitaciones, lo cual crea un sismo en todo el andamiaje cultural que ordenan las conductas de las personas.
Este nuevo suelo moral se sustenta en la posibilidad de quererlo todo, todo lo que deseo es posible para mi, que es lo que genera la idea de que YO ME MEREZCO todo, solo por ser YO, sin mayores argumentaciones que la existencia de mi propio deseo de alcanzarlo.
El merecimiento en la Modernidad estaba mediado por una acción, buena o mala, correcta o incorrecta, que daba paso al merecimiento de “algo”, mientras que, en el actual suelo moral, el merecimiento de algo radica simplemente en que yo lo quiero, sin ninguna otra mediación. E incluso puedo reclamar lo que quiero como derecho. Se trata del Imperio del Yo.
Este cambio también ha hecho que pasemos de un sujeto hipócrita propio de la modernidad disciplinaria (que permite dar cauce las zonas oscuras de esa sociedad represiva), a un sujeto cínico, que es el actual, que se siente liberado y habilitado para hacer y decir lo que quiera, expresarse según sus deseos, simplemente porque es lo que merece, sin ningún cuidado o respeto hacia los otros.
Este nuevo cinismo hace aflorar todo tipo de posturas y expresiones hasta hace poco inaceptables e impronunciables. El racista deja de renegar de su racismo, el misógino de su misoginia y el nazi de su nazismo. Ese cinismo en muchos casos es traducido por "sinceridad" solo porque no es hipócrita, pero oculta que la idea de "verdad" solo tienen que ver con lo que yo creo, siento o deseo que sea verdad.
Además el modelo productivo actual utiliza esa potencia deseante liberada para alimentar la maquinaria económica, no solo desde el trabajo, sino esencialmente desde el consumo.
Porque si yo los deseo, debo poder, y si puedo es porque me lo merezco.
Después de ellos estará lo que no pueda, y su correlato, la estigmatización de los que quedan descalificados como perdedores o fracasados, y en ellos la incubación de resentimientos que envenan la cohesión social y alimentan una explosión latente.
Los invito a visitar las ideas de Paula Sibilia en torno al nuevo suelo moral, ese que hace que yo, me lo merezca todo.