En el silencio hallamos la ternura, la paz que en el bullicio se nos pierde, la calma que en la noche nos envuelve, y el tiempo con la familia, su dulzura. En la quietud, la mente se asegura, la bondad y el cariño se recuerde, y en el círculo estrecho que nos muerde, la vida se renueva con frescura. Buscamos en la calma la esperanza, la guía que nos lleva con firmeza, y en la noche, la luz de la confianza. Así, en el silencio, la certeza, de hallar en cada instante la bonanza, y en la paz interior, la fortaleza.