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Escribo esto desde la ventanilla de un avión que se eleva y me hace ver con perspectiva la que ha sido mi casa durante 5 meses sabiendo que dejo ahí a la que también he acabado llamando mi familia. Creo que solo los que lo viven de cerca saben la indescriptible sensación que todos tenemos en el corazón cuando se habla de erasmus y el nudo en la garganta que se forma en las despedidas, en las últimas veces: último abrazo, última fiesta, últimas patatas, último paseo, último gofre, último viaje. Siempre he pensado que la felicidad es algo tan grande, indescriptible y efímero que nunca había llegado a sentirlo pero ellos lo han hecho taaaan fácil, que creo que no ha habido día en estos 5 meses en los que no haya conocido la felicidad. Sé a ciencia cierta que una parte de mi se queda en Gante pero la que se va, vuelve con mil historias que contar, mil traumas de los que poder seguir riéndose, mil vlogs en youtube que volver a ver una y otra vez, y mil experiencias nuevas que echar de menos. Aunque ahora mismo sienta ese nudo en el pecho y note mis ojos humedecerse al pensar que esto es el final de algo enorme, esto es solo el principio de algo mejor porque si algo me llevo de esta experiencia es a todos ellos.💌