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Maquina para secar alimentos. Haz click aqui. amzn.to/3Y8qu5h
Tomates maduros y frescos.
Cuchillo afilado.
Tabla de cortar.
Máquina deshidratadora de alimentos.
Instrucciones:
Preparación de los tomates:
Lava bien los tomates bajo agua corriente para eliminar cualquier suciedad o residuo.
Con el cuchillo, retira los tallos y cualquier parte no comestible de los tomates.
Si deseas, puedes pelar los tomates antes de secarlos, especialmente si prefieres un polvo de tomate más fino y sin la piel. Para pelarlos, haz una pequeña incisión en la base del tomate y sumérgelos en agua hirviendo durante aproximadamente 30 segundos. Luego, retíralos y colócalos en agua fría. La piel se desprenderá fácilmente.
Corte de los tomates:
Corta los tomates en rodajas finas y uniformes. Un corte uniforme asegurará un secado más homogéneo y evitará que algunos trozos queden demasiado secos mientras otros estén todavía húmedos.
Carga de la máquina deshidratadora:
Coloca las rodajas de tomate en las bandejas de la máquina deshidratadora. Asegúrate de que los trozos no se superpongan, ya que esto puede dificultar el proceso de secado.
Ajuste de la máquina:
Configura la máquina deshidratadora a la temperatura recomendada para secar tomates. Por lo general, la temperatura óptima está alrededor de 50-60°C (120-140°F).
El tiempo de secado variará dependiendo de la máquina y el grosor de las rodajas, pero suele tomar entre 6 y 12 horas.
Monitoreo del proceso:
Durante el proceso de secado, es importante revisar periódicamente el estado de los tomates para asegurarte de que no se sequen en exceso ni se queden húmedos en algunas partes.
Puedes rotar las bandejas de la máquina para que el secado sea más uniforme.
Comprobación de la sequedad:
Una vez que los tomates estén completamente secos, deberían tener una textura crujiente y quebradiza. No debe quedar humedad al tocarlos.
Pulverización y almacenamiento:
Una vez secos, retira los tomates de la máquina y permite que se enfríen a temperatura ambiente.
Coloca las rodajas de tomate en un procesador de alimentos o molinillo y pulvéralos hasta obtener un polvo fino.
Almacena el polvo de tomate en frascos de vidrio herméticamente sellados en un lugar fresco y seco. Se mantendrá bien durante meses.
¡Listo! Ahora tienes un delicioso y versátil polvo de tomate que puedes utilizar para condimentar y dar sabor a tus platos favoritos, como salsas, sopas, guisos, adobos, y mucho más.