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Prolijos, organizados y con el tempo perfecto Def Leppard entregó un show mucho más que digno ayer en Parque Sarmiento. Vale la pena repetirlo para aquellos que con un balde de pochoclos te marcan la cancha; se trató de un show a la medida de la edad promedio de sus integrantes, quienes en su mayoría no bajan de los 60 años. Y eso significó unos buenos tramos de pasajes acústicos para bajar, tomar un respiro sobre todo para Joe Elliott, que en la gira presentó problemas respiratorios y calentar motores de nuevo.
Eso sí, en aquellos momentos donde había que subir la intensidad, Def Leppard supo sacarle el jugo a los clásicos radiales que, salvo algunas excepciones provenientes de su último trabajo, salían casi de memoria, no sólo de ellos sino de todo el público que acompañó a la banda lejos de tratarla como telonera. Así fue como en ese subibaja de emociones calculadas, producto una vez más de décadas ininterrumpidas en la ruta, el Leopardo Sordo redondeó una presentación sin sobresaltos pero con la garantía de que esas canciones con destino de hit, la mayoría provenientes de 'Hysteria', lograran arrancarle al público algunos minutos de coreo y muchos aplausos.
Último pero no por eso menos importante, el sonido fue notablemente superior y limpio comprado con el de Motley, potenciado quizás por el sonido electrónico de la batería de Allen.
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