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¡El error más grave para tu motor! Nunca utilices agua como refrigerante.
El sistema de enfriamiento del motor es fundamental para su funcionamiento óptimo y su durabilidad. Muchas personas cometen el grave error de usar agua en lugar de un refrigerante adecuado, creyendo que puede cumplir la misma función. Sin embargo, esto puede provocar serios daños en el motor a corto y largo plazo.
1. Falta de protección contra la corrosión
El agua por sí sola no contiene inhibidores de corrosión, lo que significa que con el tiempo oxida y daña componentes clave del sistema de enfriamiento, como el radiador, la bomba de agua, el termostato y las mangueras. Esto reduce la vida útil del sistema y aumenta el riesgo de fallas.
2. No ofrece protección contra temperaturas extremas
El anticongelante está diseñado para resistir tanto el sobrecalentamiento como el congelamiento. El agua, en cambio, hierve a 100°C y se congela a 0°C, lo que la hace ineficiente en climas extremos. Un motor caliente puede alcanzar temperaturas mucho mayores, provocando que el agua hierva, genere vapor y pierda su capacidad de enfriamiento.
3. No lubrica la bomba de agua
El líquido refrigerante contiene aditivos que lubrican la bomba de agua, reduciendo el desgaste prematuro de sus componentes. Usar solo agua hace que la bomba trabaje en seco, aumentando la fricción y reduciendo su vida útil.
4. Mayor acumulación de depósitos y sarro
El agua del grifo contiene minerales que se depositan en el sistema de enfriamiento, generando sarro y obstrucciones en los conductos. Esto reduce la eficiencia del sistema y puede provocar sobrecalentamiento, incluso con el motor en buenas condiciones.
5. Riesgo de sobrecalentamiento y daños graves
Al no ofrecer la misma capacidad de disipación de calor que el refrigerante, el agua puede hacer que el motor se sobrecaliente rápidamente. El sobrecalentamiento puede causar fallos en la junta de culata, deformaciones en el bloque del motor y daños irreversibles que requieren costosas reparaciones.
¿Cuál es la solución?
Siempre utiliza un refrigerante de buena calidad, con la proporción correcta de agua destilada y aditivos anticorrosión. Verifica el nivel del refrigerante regularmente y cambia el líquido según las recomendaciones del fabricante.