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Pocas marcas tienen una historia tan rica, tan variada y tan entretenida como la de BMW. Lleváis desde hace tiempo pidiéndome este vídeo y ¿queréis saber porque no lo había hecho antes? Pues porque iba a ser larguísimo. Así que en vez de la historia completa vamos a detenernos en los hitos más importantes para la marca que incluyen desde su colaboración con los nazis, la fabricación de ollas o su intento de venta a Mercedes…
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/ garaje hermético
Hoy en día BMW es dueña de la propia marca BMW en coches y motos, Mini, Rolls Royce, BMW i y la rentable BMW Bank. Esto es ahora aunque los comienzos no fueron fáciles. Karl Rapp fundó en 1913 una fábrica para producir motores a la que llamó, en un alarde de originalidad propio de esos tiempos, “fábrica de motores de Rapp”. En alemán suena más rotundo, Rapp Motorenwerke.
El 7 de marzo de 1916 se considera la fecha de la fundación de BMW cuando la antigua Rapp pasa a denominarse BMW GmBH que es como llama los alemanes a las sociedades limitadas y luego
BMW AG. Pero esta, todavía, no es la auténtica BMW.
Llegan son los éxitos gracias al brillante ingeniero Max Friz que diseña motores de avión de alta compresión que consiguen que los aviones puedan volar más rápido y sobre todo más alto…
En 1922 uno de los co-fundadores de la marca, Castiglioni, se va de la empresa para irse a otra empresa, la Gustav Otto Fligzeugwerk… empresa de nombre original: “Fabrica de aviones de Gustav Otto”. El tal Gustav era ni más ni menos que el hijo de Nikolaus August, el inventor del motor de 4 tiempos… Se llevan los derechos de la marca BMW, aunque al principio la empresa se llamaba BFW, un nombre un “poquito” más original, que sería algo así como “Baviera de aviación”. Pero con la salida de Camilo Castiglioni, la empresa vuelve a denominarse BMW, su nombre actual, “Fábrica de motores de Baviera”.
Nuestro amigo Max Friz, ingeniero aeronáutico no lo olvidemos, diseñó una moto en su momento revolucionaria, la R32 presentada en 1923, con motor boxer longitudinal y transmisión por cardan… las actuales BMW, incluida la mía, siguen llevando esta configuración, que en su momento despertó verdadera admiración.
No mucho más tarde el fabricante del modesto coche DIXI, la empresa Automobilwerk Eisenach, pasaba por una situación financiera no muy boyante y BMW la adquiere para convertirse en fabricante de coches. Llegaron los BMW 326 de 1935, el 327 de 1937 y sobre todo el precioso roadster deportivo 328 de 1936, una joya.
A finales de los años 30 la aviación no deja de crecer y BMW dedica la mayor parte de sus esfuerzos a la fabricación de motores para aviones, su negocio primigenio, hasta tal punto que a finales de esa década en el mejor negocio de la empresa con diferencia.
La llegada de Hitler y el nacismo y el rearme de Alemania en esos años propiciaron que la venta de motores de avión no dejase de crecer y crecer hasta el punto de que BMW apenas era capaz de satisfacer la demanda… Pero estalla la Segunda Guerra Mundial y BMW encuentra una solución para conseguir mano de obra barata.
La familia Quandt es en la actualidad accionista mayoritaria de BMW y su patriarca, Günther Quandt fue en su momento un apasionado colaborador de los nazis a los que proveyó primero de uniformes y luego de motores de aviación y armamento.
El hecho es que BMW utilizó mano de obra esclava procedente sobre todo del campo de concentración de Dachau para la producción en masa de motores destinados a la Luftwaffe, el ejército del aire nazi. Y la familia Quandt se enriqueció, sin duda. Pero al acabar la guerra, los aliados prohibieron a BMW fabricar vehículos y motores de aviación al menos durante 3 años.
Además de la prohibición, la fábrica de Múnich quedó arrasada por las bombas y en esta situación BMW pudo salir a flote gracias a la fabricación de frenos… y de ollas, diversos utensilios para cocinar, herramientas agrícolas y hasta macetas. Todo valía para ganar algo de dinero. Todo pasa y ya en 1951 BMW fabricó su primer coche de la post guerra, el BMW 501.
Los años 1958 y 1959 fueron un desastre económico y la junta de accionistas del 9 de diciembre de 1959, un drama de película. Los préstamos del Deutsche Bank habían convertido a la entidad financiera en accionista de referencia, pues además representaba los intereses de las acciones que tenían en custodia.
Para salvar a BMW hacían falta dos cosas: Buenos productos y, sobre todo, dinero. Y reaparece la familia Quandt, de la mano de Herbert Quandt que tenía unos “ahorrillos”, me imagino de donde salieron. Con una ampliación de capital la familia Quandt se convirtió en el principal accionista, con el 60 por ciento de la empresa. En la actualidad la familia conserva algo menos de 50 por ciento… ¡esto es invertir con visión de futuro.