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Son cinco las comunidades nativas de la etnia shipibo - conibo cuyos territorios han sido invadidos por los menonitas. En el sector Bimboya, se cuenta a la comunidad nativa Pahoyan (no hay detalle sobre el área superpuesta), mientras que en el sector Masisea, las comunidades nativas de Santa Rosa de Dinamarca (6.33 hectáreas), Santa Rosa de Dinamarca - Ampliación (4,25 hectáreas), Nuevo Ceylán (17,60 hectáreas), Buenos Aires (102,07 hectáreas) y Caimito (161,08 hectáreas), haciendo un total de 291,32 hectáreas. Pero el impacto a nivel nacional es mayor...
Visité a una de las comunidades afectadas por la actividad menonita en la región Ucayali, a orillas del lago Imiría: Caimito, ubicada en el distrito de Masisea. Con algunos comuneros, llegamos hasta el área de su territorio que fue invadido por los religiosos. Nemías Chávez, ex jefe de la comunidad de Caimito nos dijo que “es por eso que hemos demandado (a los menonitas), para recuperar nuestro territorio”.
Si bien no hay claridad ahora en cuál será el desenlace de los procesos judiciales, lo único claro en todos estos casos es la destrucción consecuente. “Acá se ha sembrado soya, arroz, maíz y caña para que puedan producir el azúcar, por eso ya no podemos ver a los animales que veíamos antes”, nos dijo una de nuestras acompañantes, que prefirió no dar su nombre.
Como muchos otros espacios de la Amazonía, los comuneros denuncian que sienten cada vez más amenazado su territorio por la actividad de narcotraficantes, por la contaminación de los ríos y lagos, a lo que se suma la amenaza de los menonitas, cuyas áreas crecen año a año y de manera exponencial.
Según datos recogidos de la Dirección General de Información y Ordenamiento Forestal y de Fauna Silvestre del SERFOR, hasta inicios del mes de enero de 2024, los menonitas habían deforestado un promedio de 8.810,31 hectáreas en la Amazonía peruana, lo que generó la emisión en la atmósfera de 712.214,87 toneladas de carbono, más del doble detectado en el año 2021, lo que equivale a 158.489 vehículos de pasajeros a gasolina conducidos durante todo un año o más de 80 millones de galones de gasolina consumidos, todo eso siendo expulsado a la atmósfera desde áreas que antes respiraban oxígeno.
Esta deforestación empezó en el 2016, existiendo en el presente tres sectores en los que están ubicados: Tierra Blanca (en la región Loreto), 4.444,55 hectáreas; en el sector Bimboya (en la región Ucayali), 3.032,90 hectáreas; y en Masisea (región Ucayali), 1.032,77 hectáreas. Se tiene información que las áreas desboscadas han aumentado de manera trascendente en la primera mitad de este año.
“Ellos buscan áreas supuestamente libres, pero no son áreas libres, hay comunidades asentadas que pueden ser indígenas o comunidades ribereñas o locales”, refiere Elvira Gómez Rivero, exdirectora general de Información y Ordenamiento Forestal y de Fauna Silvestre del Servicio Nacional Forestal y de Fauna Silvestre (SERFOR), quien renunció pocos días antes de la emisión de este reportaje.
Agrega que no se puede obtener un título de propiedad sobre áreas que tienen bosque, sobre todo si son tierras forestales o tierras de protección, siendo la Dirección Regional Agraria de Ucayali, la responsable de otorgar los títulos de propiedad. En este caso, a pesar de revelarse a través de imágenes satelitales que esos eran bosques primarios, sorprendentemente, todo el territorio menonita está inscrito en Registros Públicos. Ello, denota que en toda esta trama podría estar involucrado un actor omnipresente en la forma en la que se hacen las cosas: la corrupción.
Un hecho sumamente preocupante, es que en el sector Bimboya, los menonitas se han establecido en un “hábitat crítico”, categoría que ha identificado para este lugar el Serfor el año pasado en Ucayali, como parte de su zonificación forestal, a través de la Resolución de Dirección Ejecutiva N° D000080-2023-MIDAGRI-SERFOR. Dicha categoría es otorgada por la mencionada institución cuando hay especies amenazadas, además de endémicas o de un alto valor de conservación. Se trata de Nueva Requena y cuenta con 1017 hectáreas aproximadamente. Allí, los menonitas habrían arrasado con 139,75 hectáreas de bosque, más del 13% del total del área.
Allí, se pretende conservar la vida de especies como Aburria aburri (pava María), Alouatta seniculus (mono aullador), Lagothrix lagotricha poeppigii (mono choro pardo) y árboles como Cedrela fissilis (cedro blanco), Handroanthus serratifolius (tahuarí amarillo), Handroanthus incanus (tahuarí), Celtis iguanaea (palo blanco) y Amburana acreana (ishpingo). Tal como queda el territorio después de la colonización menonita, habría que apurar alguna acción efectiva para evitar la depredación total de este espacio.