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La deformidad de la pared del tórax es una patología muy común y afecta aproximadamente 1 de cada 1000 niños o adolescentes.
Hay múltiples variedades de estas malformaciones pero las mas comunes son pectus excavatum (pecho hundido o pecho de zapatero) y pectus carinatum (pecho de paloma, pecho en quilla).
Ambos tipos de malformaciones se producen por una alteración estructural de los cartílagos costales que lleva a un crecimiento anormal de los mismos y a una deformidad del esternón que es desplazado hacia adentro o hacia fuera. No ha sido identificada la causa de estas malformaciones pero han sido involucrados factores genéticos o hereditarios ya que muchos de estos pacientes tienen antecedentes familiares.
Este tipo de deformidades algunas veces están presentes desde el nacimiento pero lo mas frecuente es que aparezcan o aumente la deformidad en los momentos de mayor desarrollo corporal, esto es entre los 2 a 6 años y en la etapa prepuberal.
Debido a que la malformación es lentamente progresiva raramente produce síntomas graves. En ocasiones se presenta dolor torácico inespecífico. Los órganos intratorácicos (corazón y pulmones) son desplazados y eventualmente comprimidos y raramente se producen dolencias por este motivo aunque en los casos más severos se ha reportado insuficiencia respiratoria de tipo restrictiva y alteraciones cardíacas especialmente con el esfuerzo. Muchos de estos pacientes presentan alteraciones de la columna, especialmente escoliosis. Esta deformidad de la columna no es causada por la patología del tórax si no que es una asociación. Sin embargo, la postura que adquieren estos pacientes puede agravar la desviación de la columna.
Aunque los síntomas en un principio raramente son importantes los pacientes habitualmente presentan una disminución de su autoestima y de su imagen personal que muchas veces afectan su vida de relación. Esta afectación puede ser muy importante y no debe ser menospreciada.
En la actualidad existen múltiples alternativas para la corrección de estas malformaciones. El tratamiento clásico se realiza con cirugía convencional con una incisión anterior en el tórax y resección parcial de los cartílagos costales alterados y corrección de la deformidad del esternón dejando una barra metálica para que los cartílagos vuelvan a desarrollarse en una posición correcta. Esta barra se deja colocada entre 1 y 3 años. Este procedimiento es conveniente realizarlo en la adolescencia ya que el tórax adquirirá en ese momento su conformación definitiva.
En los últimos años han aparecido otras alternativas de corrección menos invasivas y con excelentes resultados.
Para la corrección del pectus excavatum se realiza cirugía mínimamente invasiva con control por videotoracoscopía y la colocación de una barra metálica por detrás del esternón que se fija por incisiones laterales. Esta cirugía logra la corrección de la deformidad sin resecar cartílagos y permite una reinserción más rápida del paciente a sus actividades. El resultado cosmético es excelente y tiene la ventaja de que las cicatrices laterales son menos evidentes que las anteriores. Aunque no hay un límite de edad, es conveniente la realización de este procedimiento antes de la adolescencia ya que el tórax no ha adquirido tanta rigidez y permite un mejor resultado cosmético.
Para la corrección del pectus carinatum se ha desarrollado en nuestro país un método innovador. Consiste en un sistema externo de compresión confeccionado en aluminio para que resulte liviano. Este dispositivo que tiene la forma de un cinturón permite realizar una presión gradual y controlada con un sensor de presión sobre la zona deformada y lograr la corrección completa del defecto sin necesidad de cirugía. El sistema es construido a medida para cada paciente y se va regulando periódicamente de acuerdo a la evolución. Para la utilización de este tratamiento es necesario la colaboración y constancia del paciente ya que a mayor tiempo diario de utilización menor será el tiempo de tratamiento. Con este método se logra corregir la deformidad en 6 a 9 meses en la mayoría de los pacientes, dependiendo de la gravedad del caso. Actualmente existe un arsenal terapéutico para corregir las deformidades de la pared del tórax. El tratamiento ideal debe ser individualizado. La consulta con el cirujano pediátrico especialista es indispensable para lograr la solución ideal para cada paciente.
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- Doctor José Manuel Mier